MARATHON DE ULTRAFONDO

El sabor de África llega a Los Monegros

La prueba de ultrafondo, que nace con la idea de trasladar a Europa el espíritu de la Marathon des Sables, se estrenará en julio con un recorrido de más de 100 kilómetros.

La prueba aragonesa quiere trasladar a los caminos de Los Monegros el espíritu de la Marathon des Sables, una carrera de 250 kilómetros que cada año reúne a más de mil participantes en pleno Sáhara.
El sabor de África llega a Los Monegros
PIERRE VERDY/EFE

La Desert Marathon trasladará en julio a Los Monegros el sabor a arena y esfuerzo del Marathon des Sables africano. El desierto aragonés estrenará en julio (9 y 10) la primera edición de la ultramaratón, primera prueba de estas características que se celebrará en Europa. La recién creada carrera será un desafío abierto a cualquier persona capaz de enfrentarse a una dura prueba atlética, física y mental, puesto que será una carrera a pie, de entre 110 y 120 kilómetros de recorrido por una zona una orografía y una climatología semejantes a las del desierto del Sáhara.


Los participantes deberán enfrentarse a unas condiciones extremas, en pleno verano, dispuestos a afrontar un reto personal que sólo podrán superar con entrenamiento y a base de espíritu de lucha y superación. «Es una carrera equivalente a las pruebas africanas», aseguró ayer el organizador del evento, el aventurero español Nil Bohigas, quien ha participado en varias ocasiones en el famoso Marathon des Sables. La prueba del desierto del Sáhara, que recorre 250 kilómetros divididos en siete etapas bajo un sol abrasador, se ha convertido en un referente internacional en las carreras extremas con hasta mil inscritos por año.


El Desert Marathon tiene, de momento, una intención más modesta. El recorrido, que no será comunicado a los competidores hasta el mismo día de la salida, será de aproximadamente 120 kilómetros en la modalidad 'non stop' y el número de participantes se limitará a 400. Además, el hecho de que se dispute en dos jornadas convierte a la prueba aragonesa en una competición más accesible a deportistas que no tienen por qué ser especialistas ni ultrafondistas profesionales. Los corredores tendrán un máximo de 27 horas para completar la prueba -aunque los más rápidos no tardarán mucho más de ocho en terminar- y deberán hacerlo prácticamente en autosuficiencia; es decir, deberán cargar con una mochila donde deben incluir alimentos y la ropa que consideren oportuna, así como material de seguridad para utilizar en caso de accidente. El aprovisionamiento de agua y bebidas isotónicas correrá a cargo de la organización, que avituallará a los atletas cada 10 a 15 kilómetros y velará por la seguridad de los participantes. «Aquí no se viene sólo a correr», aseguró ayer la española Mónica Aguilera, ganadora del Marathon des Sables en 2010. «También es para el corredor que quiere descubrirse a sí mismo. El reto es acabar».


Un referente en el futuro


«La Desert Marathon será en el futuro un referente en las carreras extremas de autosuficiencia. Hemos vivido el Maratón de las Arenas y tratamos de hacer en España una aproximación a esa carrera. », señaló Bohigas. Y, de momento, las cifras le están dando la razón. Una semana después de la apertura de inscripciones, la organización ya ha recibido 130 solicitudes para afrontar el desafío en el desierto aragonés, donde el calor extremo puede complicar una carrera ya de por sí muy larga en la que la estrategia de hidratación será casi tan importante como la propia carrera. «Hay que pensar que para resistir una prueba tan dura hay que entrenar mucho, pero también resulta clave hidratarse adecuadamente y elegir bien los suplementos que hay que tomar para llegar en forma el día de la prueba», explicó la doctora Palacios.


El desierto de los Monegros ofrece unas condiciones únicas en Europa para la disputa de una prueba de estas características. Despoblado y sin sombra, los duros caminos de tierra monegrinos pueden alcanzar temperaturas de hasta 40 grados centígrados en julio. Como en África, la deshidratación acechará a los corredores en cada recodo del camino.