El equipo que entrena Cristian Abad cuenta en sus filas con 12 jugadores forjados a orillas del Vero, muchos apenas superan los 20 años de edad, con la excepciones de los veteranos Jesús Torres y de Sergio Pérez. A nadie le extraña ya ver una alineación con ocho o nueve jugadores criados en el Somontano, algo que no ocurría desde tiempos muy lejanos.

La zamarra rojiblanca del primer equipo era una prenda casi imposible de portar para cualquier jugador del fútbol base hasta hace dos o tres temporadas, pero la entidad presidida por José Luis Torres redibujó entonces sus líneas maestras: menos presupuesto y más gente de casa en el equipo de Tercera División.

El Barbastro dio en el verano del curso 2009/10 un giro radical en la manera deportiva de entender su idea de club, acuciado en parte por la asfixiante situación económica que envolvía a la entidad. Los proyectos grandilocuentes, siempre con el ascenso a 2ª División B como meta, dejaron paso una planificación más humilde y a retos menos ambiciosos.

«Con Ángel Royo optamos por tirar de cantera, fue muy valiente; pero estos dos años con Cristian en el banquillo están siendo muy buenos. Además, estamos muy saneados deportivamente, con el cadete muy bien situado en División de Honor y el juvenil haciendo un buen papel en Liga Nacional», comenta el presidente.

El excelente trabajo con la cantera viene de unos años antes, pero con la coordinación de otro hombre de la casa como es Julio Salinas ha tomado impulso. Así, hoy es posible ver un conjunto formado por Callizo, Cristian Lalueza, Jaime Capablo, Josemi, Joel Borbón, Carlos Castillo, Adrián Jiménez, Javier Rausell... y los juveniles Luis Bermúdez, Malli o Luis Pera, todos ellos jugadores de la tierra, algo real gracias a que «hay gente que viene muy preparada. Se trabajan bien tanto el primer equipo como la cantera y se recogen los frutos», indica el entrenador.

Por su parte, Torres alaba la gran labor de todo el cuerpo técnico: «Cristian, José Antonio Puerto -segundo entrenador-, Tomás -preparador de porteros- o Julio Salinas, además de los otros entrenadores inferiores, están realizando un gran trabajo».

Abad, ingresó en el Barbastro como jugador a una edad muy temprana, quemó todas las etapas de formación y debutó en el primer equipo, un camino similar aunque algo más corto es el que ha seguido como entrenador. «Sientes el club como tuyo y al hablar con los jugadores te más identificado», explica el entrenador.

La recompensa también se refleja en los jugadores que acuden habitualmente a las convocatorias de la selección aragonesa. Callizo, Pablo Sanz -este año milita en el Real Zaragoza de Liga Nacional- o David Salas, entre otros, son fijos en los compromisos con la absoluta, sub-18 y sub-16.

13 partidos sin perder

El Barbastro concluyó la campaña anterior en una meritoria sexta posición, y de momento en la actual, los resultados están acompañando. Acumula una derrota y 13 jornadas sin perder, y se mantiene en la zona alta de la clasificación de Tercera División. «Dada la filosofía y la plantilla que tenemos, podemos estar muy satisfechos, no ya por la posición, sino sobre todo por las sensaciones. Creo que estamos a muy buen altura, pese a las bajas que arrastramos. La apuesta está dando sus frutos», comenta Abad.

Presidente y entrenador coinciden en afirmar que acabar entre los cuatro primeros no es una obligación. «Nuestro primer objetivo es conseguir los 45 puntos y luego ver dónde somos capaces de llegar», revela el rector del Barbastro. «No tenemos los nombres que tienen otras plantillas, pero es un sueño bonito y factible, dada la igualdad del grupo», apostilla Abad.