CÁCERES 2016, 82 - CAI ZARAGOZA, 66

Desastre imperdonable

El Cáceres 2016 anota sin oposición
Desastre imperdonable
ARMANDO MÉNDEZ/HOY BADAJOZ

Si uno pensaba que había visto lo peor del CAI a domicilio esta temporada, se equivocaba. Aún se puede protagonizar un nuevo ridículo, un desastre imperdonable en la cancha de Cáceres. Porque tras el fiasco sonrojante de Tarragona era obligatoria una reacción, una actitud distinta. Y de eso nada. Algo parecido a un poco de intención pero más y más errores, esta vez tanto de concentración, como de nervios y ofensivos. Los zaragozanos volvieron a dar una auténtica demostración de falta de agresividad, de garra, les falta corazón, y acabaron apalizados por un rival más metido en el encuentro. El técnico José Luis Abós sigue creyendo en la plantilla y ayer achacó sobre todo el tropiezo a la falta de acierto en el tiro exterior, pero sus hombres siguen teniendo enormes lagunas atrás, fallan canastas insospechadas, reciben mates y rápidos contragolpes sin oposición alguna y distan mucho de ser ese aspirante al ascenso directo. Por mucho que se quiera maquillar lo de anoche en Cáceres, jugando así no se va a ningún sitio. Y, tras 20 jornadas ligueras, ha llegado la hora de tomar decisiones en todos los sentidos. En caso contrario, la ACB tendrá que esperar como mínimo hasta el 'play off'.


La reacción no llegó, el cambio de cara tampoco y el CAI volvió a cometer errores del pasado, esos que le llevaron a dolorosas derrotas a domicilio. El equipo de Abós volvió a pecar de falta de intensidad en defensa y en la lucha por el rebote. También de ansiedad ofensiva y de falta de ideas con el balón en las manos y tuvo que recurrir a los recursos de siempre, tan previsibles que cualquier adversario ya los conoce. Así, el claro dominador de la primera mitad fue un Cáceres 2016 que, como otros que han recibido a los rojillos, se creció al ver sus opciones de triunfo ante un 'grande' de la LEB Oro.


Los rojillos volvieron a acusar la falta de un cinco determinante, ya que Elonu está 'out', totalmente despistado y cometiendo faltas absurdas, mientras que Kiefer aporta algo más de baloncesto pero se encuentra negado al aro y parece no ser capaz de meter el balón ni en una piscina olímpica, aunque terminó mejor de lo que comenzó. Así, todo el peso recae sobre un Darren Phillip que poco más puede sumar y en un Quinteros que ayer terminó completamente desquiciado.


Solo el británico arrancó con decencia, con buenas acciones al poste bajo, pero los primeros despistes, las imprecisiones en ataque y la velocidad que imprimieron los locales en sus transiciones provocó un rápido 11-4 de parcial y el tiempo muerto de Abós para frenar el vendaval. Sus últimos fichajes, tanto el base Carlos Cherry como el pívot Ira Newble hicieron casi lo que quisieron con un CAI que no supo frenarles. Especial mención para el director de juego que manejó el partido a su antojo. Sacó ventaja, dio asistencias, anotó cuando lo necesitaban los suyos y superó en todo momento a unos desacertados Rivero y Sánchez.


El pívot, mientras, ya había llegado a los diez puntos en el primer parcial. Y es que la defensa local era mucho más contundente que la aragonesa y eso se traduce en el marcador.


Faltaba fluidez en ataque y acierto. Es verdad que lo del CAI ayer en el tiro de tres es sorprendente y letal (acabó con dos de nueve en triples), pero eso tampoco puede servir de excusa para que los hombres de Abós se pusieran nerviosos y dejaran escapar el encuentro, ya que se trata de profesionales que deben remar contra viento y marea. Y más tras otros desastres pasados lejos de Zaragoza.


Solo la aportación de secundarios como Nacho Martín y Edu Sánchez, cuando empezaron a sumar, daba ciertas esperanzas. Pero se fallaban bandejas, tiros de debajo del aro y una pieza clave como Barlow no anotaba hasta los 16 minutos de encuentro. Ver para creer. Su duelo de treses altos ante Francis Sánchez cayó claramente del lado cacereño.


Porque en el cuadro de Aranzana todos sumaban, incluso hombres como Lucio Angulo aportaba infinidad de cosas sin necesidad de anotar. Mientras, en el CAI solo DP daba el nivel. Y, sorprendentemente, lo mejor de todo era el resultado, ya que a pesar de tanto error los rojillos solo caían por seis.


Pero iba a ser irremediable. Los de Abós no se acercaron en ningún momento. Si aplicaban una zona, el Cáceres les metía un mate en la cara y un triple para escaparse hasta por catorce. Entonces sí que llegaron los gritos de Abós. Pero no tras el partido.


La defensa era horrible y únicamente los pívots sumaban algún punto de vez en cuando, ya que Quinteros seguía sin poder 'enchufar' una. Los nervios y el marcaje al que le sometieron pudieron con él.


Y con un final desastroso de tercer cuarto y un mal arranque del definitivo, la desventaja se fue hasta los 16 y se acabó el choque. El más mínimo intento de reaccionar venía seguido de otro par de errores tontos y así no se va a ningún lado. Ni en Tarragona, ni en Cáceres, ni en ninguna cancha de la liga.

Otro regalo sin aprovechar


Una semana más, el desastre de los rojillos aún tiene otro lado más negativo y es que los de Abós volvieron a no aceptar un nuevo regalo del líder Melilla. El primer clasificado cayó ayer en la pista del colista, pero el CAI se unió de nuevo a la fiesta del desastre. Y estos, uno tras otro, ya son imperdonables.