Cada vez menos opciones

A Salvador Arenere, Carlos Iribarre, Fernando Rodrigo y José Guillén tan solo les ha costado once días comprobar que todos los compromisos que habían adquirido con el propietario de la entidad se habían convertido en papel mojado.

Agapito Iglesias y Javier Porquera.
Admitida a trámite la propuesta de convenio
HERALDO

La presentación el pasado 30 de diciembre de cuatro nuevos consejeros del Real Zaragoza SAD, que llegaban con "plenos poderes", parecía empezar devolver al club que preside Agapito Iglesias a la senda de la cordura.


A Salvador Arenere, en su condición de consejero delegado, y a sus tres acompañantes, Carlos Iribarre, Fernando Rodrigo y José Guillén tan solo les ha costado once días comprobar que todos los compromisos que habían adquirido con el propietario de la entidad se habían convertido en papel mojado.


Las negociaciones para sustituir en el banquillo al mexicano Javier Aguirre, primero con Míchel González y después con el recién llegado Manolo Jiménez, así como la salida del club del centrocampista argentino Leo Ponzio, las dirigió el empresario soriano.


Agapito Iglesias ha protagonizado desde su acceso a la presidencia incontables golpes de timón a la nave zaragocista que, en muchos momentos, provocaron la sorpresa del mago que saca un conejo de la chistera, pero han sido tantos que ya parece imposible que quepan más en ella.


La rapidez de los acontecimientos hicieron pensar a los recién llegados que tal vez podrían reconducir la situación, y de hecho incorporaron al organigrama del club al periodista Samuel Barraguer, como director de Comunicación y Marketing, e Iñaki Sopesens, como coordinador de la Ciudad Deportiva.


Pero Agapito Iglesias seguía negociando posibles incorporaciones con representantes para reforzar el equipo, que es colista a siete puntos de la salvación, con diferentes jugadores en el mercado de invierno, y finalmente los nuevos consejeros, que habían anunciado que llegaban al puesto sin ninguna retribución, han optado por abandonar la nave.


Poco antes de su llegada, quince días antes, el Real Zaragoza SAD consiguió sacar adelante la propuesta anticipada de convenio (PAC) al lograr la adhesión de más del 50% del pasivo ordinario de sus acreedores y cumplir así con el mínimo legal necesario como consecuencia del concurso voluntario de acreedores que presentó el 7 de junio de 2011 y que el 29 de julio fue admitida a trámite por la juez del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Zaragoza, María del Carmen Villellas.


Deportivamente el club aragonés está repitiendo en la temporada en curso los errores cometidos en las dos anteriores y que obligaron a reestructurar en el mercado invernal en profundidad la plantilla para conseguir evitar el descenso a Segunda división.


La llegada de Agapito en 2006

Desde que en mayo de 2006 Agapito Iglesias se hizo con el paquete mayoritario de acciones que poseía Alfonso Soláns, el club aragonés ha ido dando tumbos siempre con una clara línea descendente, salvo el primer año con el histórico Víctor Fernández al mando y con una de las plantillas más caras de su historia logró clasificarse para la Copa de la UEFA.


Al año siguiente consumó un inesperado, al menos por el nivel deportivo que se le suponía a la plantilla, el descenso de categoría y que hasta cuatro entrenadores pasasen en una temporada por su banquillo.


Con la opinión cada vez más en contra, el primer golpe de efecto llegó con el entonces entrenador de moda en España, el asturiano Marcelino García Toral que se convirtió en Segunda división en el segundo entrenador mejor pagado del fútbol español.


Se logró el objetivo de regresar a la máxima categoría en solo un año, pero Marcelino, ya sin ningún tipo de apoyo por parte de Agapito Iglesias, terminó dejando el club y llegaron para lograr el primer milagro de la salvación dos históricos del equipo maño, José Aurelio Gay y el autor del gol que supuso la conquista de la Recopa en 1995, Mohamed Alí Hamar 'Nayim'. La voracidad de Agapito los mandó fuera al inicio de la nueva temporada.


Con una plantilla cada vez peor confeccionada llegó 'El Vasco' Javier Aguirre que obró por segundo año consecutivo el milagro de evitar el descenso con una segunda vuelta de la competición más propia de un equipo que luchase por meterse en la Liga de Campeones que por no bajar.


Otro capítulo, de los numerosos que ha protagonizado el club blanquillo, el pasado verano ya inmerso en el concurso voluntario de acreedores y controlado judicialmente se produjo la incorporación a la plantilla zaragocista del portero Roberto Jiménez.


El Benfica, su club de procedencia, vio como su cotización en bolsa era suspendida para ofrecer las oportunas explicaciones sobre el traspaso del jugador que finalmente terminó confirmándose se había producido a través de un fondo de inversión y no del club maño como en un principio se había dado a entender.


Los siguientes renglones en la ajetreada vida de la entidad del león rampante todavía está pendientes de escribirse, ya que el sevillano Manolo Jiménez ya ha empezado a dar a entender que para hacerse cargo del equipo se le habían hecho una serie de promesas que están pendientes de hacerse realidad.