Baloncesto

La llamada de la canasta

Jorge Sanz es un zaragozano cuya pasión por el baloncesto le ha llevado a ser director de Operaciones en el equipo de la Universidad Florida Atlantic de la NCAA.

Jorge Sanz (derecha)
La llamada de la canasta
HA

El baloncesto es una constante en la vida de Jorge Sanz. Pasión, devoción y, ahora, profesión. Como tantos otros jóvenes, este zaragozano de 28 años y licenciado en Marketing decidió salir de España hace dos años en busca de una oportunidad laboral. Aunque, a diferencia de otros, la crisis que le llevó a tomar tan arriesgada decisión estaba motivada más por asuntos anímicos que monetarios.


“Estuve trabajando en Madrid durante cinco años en una multinacional y no estaba contento. Decidí hacer un cambio brusco”, relata con sinceridad. Así es como decidió abandonarlo todo, a excepción de la que hoy es su mujer, claro, con la que se trasladó hasta Estados Unidos, para vivir una aventura en cuyo telón de fondo figuraba el deporte de la canasta. Un viaje que le ha llevado a convertirse en director de Operaciones del equipo masculino de la Universidad Florida Atlantic (FAU), integrante de la primera división de la NCAA.


Su aterrizaje en Boca Ratón, una localidad situada al sur del estado soleado, de la que es oriundo el ex del CAI Zaragoza Taurean Green, fue un poco de casualidad. “Tenia la idea de entrenar y siempre me ha gustado el sueño de la NCAA. Busque algún trabajo por la vía del currículum pero era imposible”, explica. Así, decidió llegar al mundo universitario estadounidense como un estudiante más. “Yo estudie en Zaragoza y en Madrid pero, por temas de créditos, no me convalidaban la carrera. Es decir, para ellos no tenia la carrera hecha. Entonces encontré la manera de, haciendo un año, me convalidaran el título universitario norteamericano”.


Pero, mientras se graduaba en Negocios y Administración, Jorge no olvidó la verdadera razón de ser de su estancia. “En los ratos que no tenía clase, busque la manera de acercarme al equipo de baloncesto. Llamé a la puerta y me dijeron que podía ayudar. Al principio llevaba la cámara de video para grabar los partidos. Luego te dan el 'scout', vas editando los vídeos... Al final del curso hubo una vacante porque un asistente se marchó a la Universidad de Florida -una de las más importantes de EE. UU.- y me ofrecieron el puesto”, relata con un cierto tono en el que todavía se puede percibir algo de incredulidad por el periplo vivido. De esta manera, el autodenominado país de las oportunidades hacía honor a tan rimbombante apodo.


Entre sus tareas, Jorge debe organizar todo lo referente en cuanto a logística del equipo en los viajes. Algo muy habitual para el equipo de FAU, que ha sido designado como el octavo de Estados Unidos que más millas ha recorrido en lo que va de temporada. Dato impresionante teniendo en cuenta que la Primera División de la NCAA la componen más de 300 universidades. “Por ejemplo, fuimos de Florida a jugar un torneo en Seattle y, después, viajamos hasta Washington. Vamos, cruzar el país de punta a punta”, ilustra. Un calendario que, además, ha incluido varios partidos con equipos calificados entre los 25 más punteros. Universidades míticas como Kansas, que se alzó con el título nacional en 2008, o la prestigiosa Harvard.

Impacto social


Las horas de travesía son uno de los aspectos que más han impresionado a Jorge. El otro, la fuerte repercusión que posee el deporte universitario. Sin ir más lejos, el presupuesto de FAU para el área deportiva esta temporada asciende a 15,6 millones de dólares. En él se contempla la inauguración de un estadio para la práctica de fútbol americano con capacidad para 30.000 espectadores. “Es un recinto con la capacidad de La Romareda pero, en vez de para una ciudad de 800.000 habitantes, para una universidad de tamaño pequeño”, sintetiza. Todos los estudiantes que están matriculados en FAU podrían entrar en el nuevo coliseo y, aún así, sobrarían algunos asientos.


Esto se comprende a través verdadera devoción de los estadounidenses por el deporte colegial. “En partidos pequeños la pasión supera a España. Hay encuentros en Europa en los que puede haber mucha emoción en la cancha pero, sin embargo, no hay ambiente. Aquí, el ambiente en las gradas es muy alto. Es lo que llaman el 'team spirit', por el que los estudiantes van a animar ver a sus compañeros. Además, a nivel local, es la gran atracción de ciudades pequeñas. El deporte profesional está disperso entre los grandes centros financieros y a la gente le gusta ir a ver al equipo de la universidad”, relata. En televisión, los partidos televisados de NCAA superan en número a los de NBA.


Por ello, resulta hacer una comparación fiable entre el deporte universitario estadounidense y el baloncesto base que se juega en Europa. “Son jugadores de 18 a 22 años. Si se compara con lo que sería la categoría sub 21 es muy diferente. Tanto a nivel de instalaciones como de facilidades o el poder compaginar una carrera universitaria con un cierto nivel”, explica Jorge, que defiende la idea de que la NCAA es mucho más que el paso previo al deporte profesional. “Los mejores van a la NBA, los siguientes van por el mundo pero hay una gran cantidad de universidades que no sacan profesionales. Aún así, el nivel sigue siendo muy interesante”, asegura.


Para él, el objetivo es convertirse algún día en primer entrenador. Antes, el paso previo sería ser nombrado asistente. “Tampoco tengo prisa”, afirma. No en vano, si algo ha demostrado su trayectoria es que el futuro es siempre impredecible. “Al final, es crear tu propio camino. Nadie me pone limites, simplemente intento hacerlo bien en cada cosa que hago. Las cosas está pasando muy rápido, nunca creí que me contratarán tras un año de voluntariado”, reflexiona.