Un radiólogo bajo el aro

El zaragozano Carlos Muñoz compagina su labor como médico en el hospital Quirón con la de jugador de baloncesto en silla de ruedas en el CAI Deporte Adaptado.

Un radiólogo bajo el aro

Carlos Muñoz es un enamorado del deporte. Independientemente de la especialidad, a sus 43 años es una disciplina que siempre ha tratado de compaginar con su otra gran afición: la medicina. Una profesión que, tras muchos años de esfuerzo y dedicación, actualmente desempeña como radiólogo en el hospital Quirónsalud de Zaragoza. Pero sin dejar de lado el deporte, más concretamente el baloncesto en silla de ruedas. Una vez concluido el periodo estival, el aragonés se prepara para arrancar una nueva temporada con el CAI Deporte Adaptado, el único equipo de la Comunidad que compite en esta modalidad.

Con apenas dos años, un inoportuno tumor le provocó una discapacidad en la pierna con la que Carlos Muñoz aprendió a vivir. Después de "toda una vida" jugando a otros deportes, en el año 2000 se decantó por el baloncesto en silla de ruedas para "competir en igualdad de condiciones. Quería comprobar hasta qué punto podía ser competitivo", revela.

Entonces disfrutó de una de las etapas más gloriosas del equipo aragonés, con el que llegó a disputar dos finales europeas y dos semifinales. "Recorrimos países como Turquía, Irlanda, Polonia… en total he jugado 24 partidos internacionales de baloncesto en silla de ruedas", rememora Muñoz, integrante de un conjunto que llegó a permanecer 23 temporadas consecutivas en División de Honor. Un hito que hoy en día recuerda con nostalgia, desde la humilde Segunda División en la que se encuentra inmersa una plantilla de diez jugadores repleta de "jóvenes y gente de casa", que tiene en el pabellón José Garcés su habitual punto de entrenamiento.

"Al recuerdo más bonito y más amargo los separan 24 horas de diferencia. En 2005, en Lodz (Polonia), nos metimos en la final que nos colocaba a un partido de ser campeones de Europa. Perdimos contra un equipo de Suiza, los Pilatus Dragons, y la decepción fue enorme", asegura.

La pista o el hospital

Sin embargo, después de diez años mirando al aro, Carlos Muñoz tomó la decisión de cambiar la cancha y la camiseta de tirantes por el hospital y la bata blanca. "En 2010 dejé de jugar hasta 2016: terminé la carrera, hice el examen del MIR (Médico Interno Residente), el periodo de residencia… con las guardias, el trabajo y dos hijos recién nacidos no podía compaginarlo", explica.

Seis años de dedicación plena a la medicina que además permitieron al zaragozano cumplir su otro gran sueño: acudir a una convocatoria de la selección española de baloncesto en silla de ruedas pero con otra función. A finales de 2011, coincidiendo con la preparación de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, el seleccionador Óscar Trigo decide incorporar al aragonés en el staff técnico del combinado nacional. "Estuve ayudando al cuadro médico en tres concentraciones, dos en Italia y una en Madrid", evoca.

Multitud de recuerdos se agolpan en la mente de Carlos Muñoz, que esboza una sonrisa al echar la vista atrás. "Son momentos que te quedan para toda la vida. Ahora ha habido un montón de cambios, el deporte adaptado, como la mayoría en Aragón, cuenta con muy pocas subvenciones y eso también se nota", lamenta el doctor, que el año pasado retomó el baloncesto en silla de ruedas. "El hecho de compartir vestuario con deportistas con discapacidades similares, o incluso más severas que la tuya, hace que afrontes tus limitaciones de forma más positiva", concluye.

Noviembre subirá el telón a una competición que este año enfrentará al CAI Deporte Adaptado con diferentes equipos de Cataluña, un canario y otro balear. Una temporada en la que, tanto en el hospital como debajo del aro, Carlos Muñoz mantendrá la misma actitud que le ha convertido en un verdadero ejemplo de lucha y superación personal.

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