Enrique Llena. Entrenador de fútbol y apasionado del fútbol. Conviene subrayarlo. Parece lo mismo, pero no es igual. Tipo singular. Y navegador. Ha surcado por todas las categorías del fútbol aragonés: Binéfar cadete, Estadilla de Segunda Regional, Binaced de Primera Regional, Alcampell de Regional Preferente, Monzón de Tercera, y Huesca, entonces en la Tercera aragonesa. Ahora afronta su mayor travesía: el charco de cabo a rabo, el Atlántico. Como aquel genovés loco genial. De Palos de Moguer al Caribe. Con tres carabelas. O con tres balones. Llena acaba de firmar como entrenador de la Selección Nacional de Nicaragua. Merece la pena explicarlo. "Primero hablé con el secretario general de la Federación Nicaragüense de Fútbol (Fenifut), y luego con el propio presidente, Julio César Rocha. Rocha es un tipo diferente, con las ideas muy claras. A mí me impactó. Me ha hecho una buena oferta y la he aceptado. El proyecto es muy ambicioso. Allí, el deporte mayoritario es el béisbol. Están muy interesados en técnicos europeos y, en especial, españoles, que conocen el idioma. El fútbol español, actualmente, tira mucho. Quieren un seleccionador que no sea al mismo tiempo un entrenador de un equipo de allí, como sucedía con el anterior, Otoniel Olivas", señaló Llena.

El aventurero ya ha comenzado a trabajar para la federación centroamericana. "He realizado un proyecto a medio-largo plazo basado en tres puntos: la selección nacional, que debe ser engrandecida y respetada por toda la afición hasta hacerla una referencia en Centroamérica; la creación de una escuela de futbolistas; y la formación de una escuela de entrenadores basada en el nivel de exigencias que existe en España. También he sido encargado de desarrollar la planificación para las selecciones Mayor (que es como allí denominan al equipo absoluto) y la Sub-20", explicó.

"Ya he elaborado informes. El nivel es mejorable -continuó-. Tenemos un número de fichas semejante al de Paraguay, Uruguay, Chile, Honduras... El problema es que, al no ser el deporte rey del país, no mueve el mismo dinero que esos países. En Nicaragua el salario de un futbolista de Primera es de mil euros al mes. Un funcionario apenas gana 100. En este contexto, debo confesar que he aceptado la oferta por el gran interés que vi en el presidente Rocha. Sé que la empresa es complicada, pero, si se dan las condiciones necesarias, incluso hemos planteado la posibilidad de incorporar jugadores aragoneses. Podrían ser de gran ayuda ante el reto que he aceptado".