Javier Aguirre, entrenador del Real Zaragoza, ha señalado que el 19 de marzo contra el Real Mallorca espera un partido similar al jugado en La Romareda en la primera vuelta, de ida y vuelta.

«Creo que habrá mucho trabajo físico, goles, angustia, intercambio del balón y ojalá que no se rompa. Vamos a ver si somos capaces de contrarrestar la velocidad del rival», ha señalado.

Sin embargo, el preparador mexicano ha explicado que ese tipo de juego no le interesa a su equipo y que si ocurre así estarán preparados y sabrán a qué jugar.

El entrenador zaragocista ha destacado la velocidad y peligrosidad al contragolpe de los hombres de vanguardia de su rival como Unzué, Pereira o Webó, al que ha dicho que le tiene un gran cariño, y a los que tienen que intentar frenar.

Aguirre ha explicado que espera a un Mallorca que se juega mañana «la vida», por las declaraciones que ha escuchado esta semana provenientes de la isla en las que se dice que el Real Zaragoza es un rival directo en la lucha por la permanencia.

Al técnico del equipo maño le preocupa enormemente el estado psicológico de su plantilla tras la goleada endosada la pasada jornada al Valencia, ya que piensa que podría caer en la relajación y que es eso sería un grave peligro.

«Desde que pitó el árbitro el final del encuentro contra el Valencia se ha convertido en mi principal preocupación. Estoy encima de los jugadores en este aspecto porque cuando se produce una situación así es cuando más vulnerable se es porque se baja la guardia», ha resaltado.

A este respecto Javier Aguirre ha comentado que no se puede detener la euforia de los aficionados o medios de comunicación, porque piensa que se merecen una semana de alegría tras el buen resultado, pero que los jugadores y el cuerpo técnico deben tener los pies en el suelo.

«Tenemos que mejorar en el aspecto futbolístico porque en cuanto a conducta, entrega, solidaridad, profesionalismo y trabajo no puedo quejarme, pero hay veces que sólo con eso no alcanza para lograr los objetivos y por eso la presión continúa», ha avisado.

Igualmente opina que el respeto de los rivales hay que ganarlo domingo a domingo, que cada semana el equipo se tiene que reforzar y que no se puede dejar alcanzar un buen rendimiento para una sola noche.

También ha avisado del peligro de unos rivales directos que no dan su brazo a torcer y que están peleando también por evitar el descenso: «es admirable el nivel competitivo que se ha generado en la parte baja hasta el punto de que equipos que estaban en la zona tranquila ya están diciendo ahí vienen esos».