Rosa María Laborda Redondo: "Mis maestros me han enseñado que todo se consigue con perseverancia"

Fue una de las primeras mujeres de España en obtener el primer Dan de kárate. Esta zaragozana, de 69 años, practica artes marciales desde 1970.

Rosa María Laborda, en el tatami del gimnasio Karate-Kan.
Rosa María Laborda, en el tatami del gimnasio Karate-Kan.
V. M.

1970. La joven Rosa María Laborda decide comenzar a practicar kárate en Zaragoza, ¿por qué?

No hay un motivo exacto, siempre me había gustado el tema de la lucha. Empecé los primeros tres meses con Antonio Piñero y luego, durante trece años, con dos maestros: Miguel Ángel Establés y Enrique Bermudo.

Pero no se quedó ahí su formación...

Al mismo tiempo que hacía kárate practicaba aikido. También me atreví con el kendo durante seis años. Más adelante creé mi propia escuela de esgrima histórica española.

Y todavía sigue practicando artes marciales... ¿pero no sabe ya todo sobre la materia?

Claro que sigo aprendiéndolas, cada día. Nunca se acaba de conocerlas.

Usted es un referente del aikido en Zaragoza, ¿no es así?

En aikido he sido alumna directa de Yasunari Kitaura. Yo introduje el aikido de Kitaura en Zaragoza. Es la escuela más pura que conozco. Lo bueno que tiene es que no ha perdido la pureza de su técnica, incluso cada vez está más depurada, es más aikido. En algunos momentos quizás a contracorriente, hoy en día las cosas van cambiando.

Pero, ¿algo tan histórico como las artes marciales evoluciona?

Claro, hoy en día hay artes marciales que ni siquiera yo había oído nombrar.

Si algo sí que conoce bien es el aikido. ¿Podría hacer una breve definición de este arte marcial?

Es muy difícil definirlo brevemente. En aikido buscamos, ante una energía que viene hacia nosotros, encontrar nuestro centro y que dicha energía no nos desplace. La práctica puede terminar en una inmovilización o en una proyección. El aikido busca dominar una situación causando el menor daño posible.

¿Se podría decir que es un arte marcial que busca la paz?

Fue desarrollado inicialmente por el maestro Morihei Ueshiba. Hay que tener en cuenta que el aikido se crea en un contexto de destrucción, después de Hiroshima. Ueshiba buscó algo que no destruyera, más de construcción de uno mismo y con los demás. Así nace el aikido.

Y de sus maestros, ¿qué le queda?

El mejor consejo que me han dado ha sido la perseverancia. Todo se llega a conseguir perseverando. No hay que quedarse en el "qué mal lo hago". Ese es el gran secreto.

Rosa, usted se atreve con todo. Además de las artes marciales, ¿en qué ocupa su tiempo libre?

Estudio inglés, latín y griego. He estudiado también historia antigua, filología clásica y hago trabajos artesanos. Algunas de las armas que usamos en esgrima antigua las he construido con mis propias manos.

¿En qué se diferencian la esgrima deportiva y la histórica?

La diferencia principal es que hacemos combate pero no vamos a ver quién hace más tocados, sino a trabajar bien la treta, la técnica.

¿Consideras la esgrima histórica como un arte marcial?

Para mí sí lo es, la diferencia es que tienes una espada en la mano. Cuando practicaba artes marciales orientales pensé que podía darle un giro a mi trabajo si entraba en mi propia cultura como no oriental. Empecé a realizar una investigación estudiando los principales tratados de esgrima de la época del Siglo de Oro. No había tanta diferencia en la técnica y en la filosofía. Escribí un libro titulado ‘La verdadera destreza española’. Es un acercamiento a una especie de escuela de esgrima donde el principal impulsor fue don Luis Pacheco de Narváez, maestro de armas de Felipe IV.

¿Y qué descubrió?

Decía cosas que también se pueden aplicar a las artes marciales tal y como las conocemos nosotros: "La destreza española no enseña a matar, sino a poder matar". Y también, y muy importante: "No se debería enseñar trabajo de armas mas que a los puros de corazón".

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