El RZD Aragón continúa sin saber a qué sabe una victoria. Ayer, frente al Atlético Baleares, desaprovechó otra bala que hubiera podido servir como punto de inflexión. La falta de seguridad defensiva volvió a jugar en contra del conjunto de César Láinez en un partido con muy pocas ocasiones claras. De hecho, casi se pudieron contar con los dedos de una mano. Rubio materializó la primera al poco de arrancar el choque, pero los visitantes empataron en el ecuador del primer acto. En la segunda parte las revoluciones bajaron y justo después de que Albert Torras se marchase expulsado, una falta de contundencia en la retaguardia blanquilla derivó en el tanto de la derrota.

Había demasiado miedo a perder, sobre todo por parte de los locales, y eso se notó en el terreno de juego a pesar de que el duelo se le puso de cara al Aragón. En una indecisión entre Villapalos y el portero Carl, Rubio regateó al guardameta y, tras regatearle y con suspense, anotó el primero.

La ventaja en el marcador no dio alas al filial. Entró el nerviosismo en los jóvenes de Láinez y el Atlético Baleares dio un paso adelante. Así, en el minuto 20, un centro por la derecha de Nacho lo remató Marín de cabeza enviando el balón al palo contrario de donde se encontraba Paisa.

El partido bajó de revoluciones en la segunda mitad. Aumentó el respeto y solo en acciones a balón parado se podía intuir cierto peligro. Paisa y Carl vivían con cierta tranquilidad. No fue hasta el minuto 76 cuando se produjo una jugada que cambió el rumbo del partido de forma radica. Albert Torras porfió con un jugador visitante en el medio del campo y el árbitro consideró que cometió una falta merecedora de tarjeta amarilla. Era la segunda y el centrocampista catalán se marchó al vestuario. El daño para el Aragón no quedó ahí. Fullana puso el balón en juego, Oliva remató y, tras varios rechaces, Nacho empujó el esférico a la red en la misma línea de gol. A pesar de que lo intentó, el filial no pudo empatar.