El Tour de Francia 2018 rozará Aragón

Cuatro etapas decisivas de la carrera bordearán los Pirineos aragoneses. Los atractivos finales de Laruns y del Portet, muy accesibles.

El Tour de Francia 2018, la prueba ciclista más importante del mundo, pasará a escasos kilómetros de Aragón. Cuatro etapas de la ronda gala, desde la decimosexta hasta la decimonovena, se disputarán a unas decenas de kilómetros de los Pirineos aragoneses. Serán, además, los días decisivos, las jornadas que determinarán el vencedor de la edición número 105 de la carrera, que se presentó este martes por todo lo alto en París.

La etapa que se aproximará más al territorio aragonés será la 19ª, la encargada de cerrar el bloque de los Pirineos. Con salida en Lourdes y después de 200 kilómetros, la carrera terminará en la localidad de Laruns, a escasos 29 kilómetros de la frontera del Portalet. La distancia a la meta desde, por ejemplo, Formigal son menos de tres cuartos de hora en coche. Antes de llegar a Laruns, los ciclistas deberán subir el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque, tres colosos del Pirineo francés en la que será la última etapa de montaña del Tour. Un aliciente deportivo importante para el Pirineo aragonés durante el verano en una jornada que está programada para el viernes 27 de julio.

Tres días antes, en la 16ª etapa, la carrera discurrirá por la localidad catalana de Bossot y por el puerto del Portillón, muy cerca de Viella, a menos de 100 kilómetros en coche de Cerler. El pelotón saldrá de Carcassone y llegará, después de 218 kilómetros, a Bagneres de Luchon. Ese pequeño tramo de Lérida será el único que se dispute fuera de las fronteras francesas. En esta ocasión no habrá, como es habitual en otras ediciones, tramos en Gran Bretaña, Bélgica u Holanda.

Un día después, la 17ª jornada del Tour partirá desde la misma Bagneres de Luchon y llegará hasta el Col de Portet. Será una etapa de apenas 65 kilómetros en la que se subirán el Peyresourde, el Peyragudes y el Val Louron-Azet antes de llegar al Portet, una cima inédita de 2.215 metros calificada por Christian Prudhome, el director de la carrera, como "el nuevo Tourmalet". Una joya de la carretera francesa que el Tour quiere convertir en mítica y en la que se han asfaltado para la ocasión los últimos kilómetros de subida. Desde Bielsa se llega el poco más de una hora, con menos de 50 kilómetros de carretera. Otra oportunidad de oro para disfrutar en directo del ciclismo de más alto nivel.

Algo más lejos quedan Trie-sur Baïse y Pau, las dos localidades entre las que discurre la 18ª etapa, de 172 kilómetros. Aun así, siguen siendo zonas muy accesibles por carretera desde, por ejemplo, Formigal, Astún, Canfranc o Candanchú.

Los adoquines, protagonistas

El Tour arrancará el próximo 7 de julio en Noirmontier, que se convertirá en la cuarta isla que acoge la salida de la carrera, tras Irlanda, el Reino Unido y Córcega. Tendrá tres llegadas en alta montaña y otras tantas etapas montañosas pero con final en bajada.

Tras una travesía accidentada por Bretaña, una contrarreloj por equipos de 35 kilómetros el tercer día, una etapa con un final en el Muro de Bretaña -que se subirá dos veces en los 16 últimos kilómetros, la segunda en la meta- y otra rompepiernas en Quimper, el Tour pondrá rumbo al este, donde espera una etapa con 21,7 kilómetros repartidos en 15 sectores adoquinados, tomados prestados a la París-Roubaix, localidad que acogerá el final (aunque no se llegará al mítico velódromo). La del 2018 será la prueba con más kilometraje sobre adoquines desde 1980. En el tramo de los Alpes, los ciclistas subirán el Alpe d’Huez, la Madelaine o la Croix de Fer.

Como novedad, los equipos estarán compuestos por ocho corredores y no por nueve como es habitual. Con una contrarreloj por equipos y otra individual, el británico Chris Froome es el principal favorito al triunfo.

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