Por fin llegó el día que estaban esperando casi 12.000 ciclistas, en el que se cumplen retos, sueños e ilusiones. No será fácil llegar a la meta, pero luego vendrá la recompensa. La de haber conseguido completar los 200 kilómetros de la marcha cicloturista Quebrantahuesos y los 85 de su hermana pequeña, la Treparriscos. Sabiñánigo es desde ayer un hervidero de gente, pero también la capital mundial del ciclismo, ya que como desde hace 27 años, se convierte durante dos días en el centro neurálgico del deporte. Con participantes de todas las comunidades  autónomas españolas, y 23 países diferentes, entre los que España, Francia y Reino Unido son los más destacados. Los participantes en las pruebas de hoy comenzaron a recoger sus dorsales en la zona Expo de la Quebrantahuesos, en Pirenarium, y también pudieron disfrutar de los diversos stands dedicados al mundo del ciclismo. Más de 70 expositores de las mejores marcas del sector del ciclismo, además de colaboradores y patrocinadores, que comercializan y promocionan sus productos. Los miles de personas que pasearon ayer por Pirenarium también pudieron conocer a destacas personalidades del ciclismo y del deporte en general que tampoco se quieren perder esta cita ineludible, e intercambiar impresiones. Abraham Olano, Melchor Mauri u Óscar Pereiro, son algunos de los VIP que hoy realizarán la gran prueba .

Al contrario que el año pasado, que se vivió una jornada muy desapacible sobre todo en los puertos de montaña, con mucho frío e incluso nieve, la predicción de esta 27 edición viene calurosa, con temperaturas que en algunos casos, podrían hacer sufrir a los cicloturistas. Porque se esperan cielos despejados, sin probabilidad de lluvia. Por ello, y tal y como recomendó Fernando Escartín, presidente de la peña ciclista Edelweiss, que organiza la marcha junto a Octagón, será fundamental hidratarse bien "disfrutar y sobre todo pasarlo bien". La organización ha tenido en cuenta este factor y ha aumentado el número de avituallamientos en el Portalet "donde más pega el sol y puede haber más peligro de lipotimias", aseguró Escartín. Aunque reconoció que el año pasado "el frío fue mucho peor". Este año se han cambiado los enormes calderos de caldo caliente por más camiones con hielo y más frutas frescas, como sandía. Y es que se han puesto "todos los medios humanos posibles para que la gente disfrute y vuelva". Además de los avituallamientos, que este año incorporan una selección de productos para celíacos, los participantes contarán con un gran despliegue mecánico, con 12 puntos de asistencia, para solventar cualquier problema técnico con las bicicletas. Roberto Iglesias, vicepresidente de la Edelweiss, mirando a la enorme cantidad de gente que había ayer por la tarde en Sabiñánigo, dijo que veía "ilusión y retos", pero también algo de miedo, "porque hay que satisfacer a todo el mundo, para que disfruten" y aunque la calidad que ha logrado la Quebrantahuesos es excepcional, "tenemos que demostrarlo".

En esta 27 edición, hay pocas novedades importantes, ya que el recorrido se mantiene, pero sí que se van cambiando "pequeños detalles" que se van viendo año tras año, y que hay que mejorar, según explicó Xavier Bartroli, de Octagon. Porque el objetivo de la organización de la Quebrantahuesos es lograr la "excelencia". No obstante, las cifras de esta prueba ciclista conocida mundialmente dicen mucho del gran trabajo que realiza la organización para que no haya ningún problema: 1.400 de la organización trabajando, 1.000 voluntarios, 160 sanitarios y enfermeros, 20 médicos, 35 ambulancias, 10.500 raciones de comida, 6.000 kilos de fruta, 27.000 litros de bebida deportiva, 9.000 de cerveza y 30.000 de agua.