Una fiel alianza con el deporte aragonés

Tras un tiempo de decadencia en el abandonado Parque Deportivo Ebro, el Centro de Medicina del Deporte ha recuperado su buen estado de salud desde que se trasladó a la Residencia de Estudiantes Ramón Pignatelli. Sus trabajadores ya casi ni se acuerdan de aquella época en la que tenían que salir del edificio y recorrer casi 400 metros para abrir y cerrar las verjas que rodean estas instalaciones cada vez que llegaba un deportista, o en la que su trabajo se vio afectado por la imposibilidad de llegar en transporte público hasta su sede. El año pasado, el de su 30 aniversario en la vanguardia de la medicina deportiva, batió su récord de usuarios gracias a su reciente apertura a los deportistas populares, las jóvenes promesas y el deporte base, una línea de actuación que aún se pretende potenciar más logrando convenios con el deporte escolar.

El Centro de Medicina del Deporte (CDM), en su momento pionero en España, depende del área de Deportes del Gobierno de Aragón y se ocupa de los reconocimientos y atención médica de la mayor parte de los deportistas de élite de Aragón. Nació en 1985 con el objetivo de “dar apoyo médico y biológico al entrenamiento de los deportistas que compiten a nivel nacional e internacional o que prometen hacerlo en un futuro”, aunque la necesidad de adaptarse a la realidad del deporte aragonés, las circunstancias de cada momento y sus recursos han obligado a los profesionales de este centro a evolucionar, dejando de lado unas actividades y reforzando otras.

“Nos hemos abierto a los deportistas populares, a los que antes no podíamos atender, porque la élite cada vez es más reducida”, asegura Juan José Lacleta, director del CDM, en el que tienen prioridad los deportistas considerados de élite por el Gobierno de Aragón, seguidos por los clubes profesionales y, por último, los deportistas de base o populares que están federados. “Cada vez hay más gente que corre, hace triatlones, practica ciclismo o cualquier otra disciplina. En los últimos años la sociedad está demandando atención médica aplicada al deporte y nosotros somos la punta de lanza”, añade Lacleta.

Durante el año pasado, más de 800 personas pasaron por el CMD, la mayoría de ellas (774) para someterse a un reconocimiento médico completo, actividad que generó casi 2.800 informes de todo tipo. Además, a lo largo de 2015 atendieron a otro medio centenar de deportistas que acudieron derivados por otros médicos o por algún problema sufrido en la práctica deportiva.

Alejandro Guiseris, del centro de tecnificación de escalada, durante un reconocimiento.

En el CDM realizan estudios de la composición corporal de los deportistas, pruebas de valoración del esfuerzo o de la respuesta de sus músculos que permiten estudiar el rendimiento de los deportistas, obtener datos que se comparan año tras año para analizar su evolución y detectar posibles problemas de salud o anomalías físicas. Gracias a estos estudios y revisiones, los deportistas y sus entrenadores obtienen información que les ayuda a adaptar sus entrenamientos, corregir errores y lograr una mayor progresión en su rendimiento y resultados.

Además, en algunos casos realizan pruebas sobre el terreno –en piscina, pista de atletismo, velódromo, pista de esquí... según la disciplina- y exámenes específicos para cada deportista. Por ejemplo, en el caso de un escalador podrían evaluar su fuerza en las manos y brazos, mientras que para un jugador de baloncesto se puede analizar el salto o para una gimnasta, la flexibilidad.

Aunque la crisis ha reducido los recursos del centro y su capacidad de investigación, en 2015 lograron atender a más deportistas que nunca y la previsión de sus profesionales es que este año vuelva a aumentar el número de usuarios. “Aún tenemos capacidad de crecimiento, pero también estamos limitados por nuestra maquinaria, que no nos permite atender a más de cinco o seis personas al día, y el personal, ya que solo estamos dos médicos y necesitaríamos uno más”, explica el director del CMD.

A lo largo de su historia han visitado sus instalaciones más de 7.000 deportistas, entre ellos algunos de los que en su momento fueron referencia en sus disciplinas, como Miguel Induráin, Fernando Escartín, Fermín Cacho, Abel Antón o Roberto Heras, así como muchos de los futbolistas o jugadores de baloncesto, balonmano o fútbol sala que han pasado por Zaragoza en los últimos años. En la actualidad, entre sus usuarios están atletas como Isabel Macías o Toni Abadía y equipos como el CAI Zaragoza, el Balonmano Aragón, el Peñas Huesca, el Mann-Filter o la Escuela de Waterpolo de Zaragoza. Pero por sus instalaciones pasan deportistas de todas las disciplinas. Destacan, por número de usuarios, el ciclismo o el esquí, pero también examinan a gimnastas, triatletas, árbitros de fútbol, patinadores, remeros, karatekas, tenistas, escaladores…