El CAI, supercampeón

Los turolenses se imponen por la vía rápida a su eterno rival, el Unicaja Almería, y consiguen la Supercopa, el primer título del año

El base Lisch, el pasado miércoles, en la presentación de la plantilla del CAI Zaragoza.
El CAI, supercampeón
Asier Alcorta

Un año más, el CAI ha vuelto a diseñar una plantilla ambiciosa, ilusionante y equilibrada. Un bloque dinámico, con numerosos recursos en todas sus posiciones que, incluso, supera el potencial de anteriores temporadas, especialmente en el ámbito ofensivo. Otro equipo fiable, competitivo, capacitado para cuestionarle el triunfo a cualquier rival. De hecho, a priori ha conformado el conjunto más completo de toda su historia. 


Y eso que el club aragonés, con respecto al curso anterior, ha perdido a algunos de sus mejores activos, especialmente Rudez, Sanikidze y Joseph Jones. Sin embargo, de nuevo ha sabido manejarse con coherencia y criterio, pese a sus limitaciones financieras, y ha diseñado un bloque prometedor, con el potencial suficiente para acometer retos de envergadura en cualquiera de las tres competiciones –Liga Endesa, Copa del Rey y Eurocup–. 


El cambio más signiticativo atiende al banquillo. José Luis Abós, el mejor entrenador de la historia del CAI Zaragoza, ha tenido que abandonar el cargo por problemas de salud. Con Abós, el cuadro aragonés había protagonizado importantes gestas en las últimas campañas, codeándose con los conjuntos más laureados del baloncesto nacional, y siempre con una propuesta fascinante y seductora, complaciente con el espectador. Una intachable trayectoria que el nuevo técnico, Joaquín Ruiz Lorente, se ha propuesto prolongar en el tiempo. En este sentido, el club ha sido capaz de hallar un recambio de garantías. 


La contratación de Rasko Katic, anunciada el pasado lunes, cierra una plantilla ampliamente renovada que, de hecho, contará en el presente curso con hasta siete nuevas incorporaciones. Del anterior ejercicio, únicamente cuatro jugadores –Norel, Llompart, Pere Tomás y Fontet– continúan en el club zaragozano. Damjan Rudez, que fue traspasado a los Indiana Pacers, actuará los tres próximos años en la NBA; mientras que Tabu (Alba Berlín), Roll (TEDAnkara), Jones (Hapoel Jerusalem), Sanikidze (Unics Kazan), Stefansson (Unicaja) y Elonu (Tofas)abandonaron la entidad el pasado 30 de junio, tras finalizar sus respectivos contratos. 


Aun condicionado por la estrechez financiera del CAI Zaragoza, su director deportivo, Willy Villar, ha vuelto a maniobrar con astucia y acierto. Su ingenio, su amplitud de miras y su conocimiento del mercado siguen dando importantes réditos al club, que de nuevo se ha reforzado con piezas interesantes, algunas muy codiciadas en el panorama continental. El primer fichaje apuntaló la demarcación de base, con el acuerdo alcanzado con Kevin Lisch el pasado mes de junio. El norteamericano, de 28 años, cuenta con pasaporte italiano y procede del JSF Naterre francés. Posteriormente, Villar se destapó con dos contrataciones de enjundia para el juego exterior: el escolta australiano Chris Goulding, el jugador más productivo de la NBL; y el alero Jason Robinson, el segundo máximo anotador de la ACB. Goulding, que cuenta con pasaporte británico, tiene 25 años y ha competido en los Melbourne Tigers United durante las dos últimas temporadas. En el último curso, se proclamó máximo anotador de la Liga australiana, con 22,8 puntos de media por partido. Por su parte, Robinson procede del Guipuzkoa Basket, donde promedió 17 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias por partido en la última temporada. El perímetro también se ha robustecido con Joan Sastre, alero de 22 años que ya suma, a pesar de su juventud, su quinto ejercicio en la Liga ACB, todos ellos en el Cajasol. Piezas codiciadas

Respecto al juego interior, donde el CAI ya tenía en nómina a Norel y Fontet, el primer fichaje fue Stevan Jelovac, una vieja aspiración de Villar. El ala-pívot, de 25 años, actuó en el pasado año en el Lietuvos Rytas y se distingue por su versatilidad y su capacidad anotadora. Además, el cuadro aragonés ha reforzado la pintura con Marcus Landry (Cajasol), jugador de 28 años que, por su aptitud para jugar también por fuera, representa otra importante amenaza en las tareas ofensivas. Firmó unas medias de 13 puntos y 3 rebotes por partido el pasado año, con un 40% de acierto en triples. 


Más tarde se contrató a Vladimir Veremeenko, quien se marchó al Banvit turco días después. Se optó entonces por el regreso de Shermadini, pero el georgiano no superó el reconocimiento médico. Su contrato ha quedado suspendido durante los dos próximos meses, mientras se recupera. El pívot serbio Rasko Katic, subcampeón mundial el pasado mes de septiembre, ha sido su recambio.