El otro gran desafío

Alrededor de 600 personas, entre personal técnico y de apoyo, voluntarios y agentes públicos, velarán por el buen funcionamiento del Maratón de Zaragoza del domingo, que espera 2.700 atletas

Un grupo de corredores del Maratón pasa por un punto de avituallamiento en la pasada edición.
El otro gran desafío
Carlos barrio

El VIII Maratón de Zaragoza Gran Premio Ibercaja no solo es un reto para sus corredores. También para las cerca de 600 personas que formarán parte del dispositivo organizador, con el objetivo de que la cita transcurra a la perfección. Voluntarios por Zaragoza, trabajadores de clubes de atletismo, fisioterapeutas, sanitarios, Policía Local o incluso un grupo de patinadores son algunos de los conjuntos implicados en la tarea de asentar al maratón de la capital  como uno de los más vistosos de España. El evento está organizado por el club Running Zaragoza, aunque cuenta con muchos apoyos detrás. "Es un verdadero desafío para nosotros, y también para la ciudad y para la gente que está trabajando con nuestro club. Aunque es innegable que es un reto motivante e ilusionante", considera David Constante, codirector de la prueba.


Unas cifras bastan para ilustrar el alcance de la organización de una prueba que movilizará un año más a la capital aragonesa:  20.000 botellines de agua, 1.500 kilos de plátanos, otros tantos de naranjas y 200 de gominolas son las cantidades de alimento que se repartirán a los fondistas a lo largo de los ocho puntos de avituallamiento dispuestos en el recorrido. En ellos estarán fijos cerca de 150 integrantes del Voluntariado por Zaragoza, que se encargarán de que estos puestos tan importantes para los corredores cumplan con su función. A lo largo del trazado urbano también se distribuirán cerca de 200 integrantes de distintos clubes de atletismo de la provincia, que vigilarán el transcurso de la carrera en el paso de los kilómetros. "Son muy importantes porque hacen que el recorrido sea seguro. El circuito es muy extenso y hace falta un gran número de gente para controlarlo", afirma Constante. A partir del kilómetro 30, cuando las fuerzas flaqueen en los atletas, aparecerá un grupo de 45 patinadores de la Asociación Patinar-Zaragoza, cuya función será seguir los pasos de los fondistas y controlar posibles incidencias. Y en la meta, un despliegue de personal no menos extenso: fisioterapeutas, sanitarios, una Unidad Militar de Emergencia y el cuerpo de la Policía Local velarán por los corredores que completen los 42 kilómetros y 195 metros del trazado.


La gran aceptación del maratón este año (participarán alrededor de 1.200 corredores en la distancia reina y 1.500 en los 10K) ha copado todas las previsiones de la organización. Las cerca de 80 habitaciones que la carrera dispuso en dos hoteles de la capital para los atletas foráneos están completas ya desde el pasado miércoles. La organización estima para este año una avalancha de atletas venidos de fuera de Zaragoza: aproximadamente, la mitad de los corredores del maratón. En la 10K este porcentaje también es elevado, aunque se reduce a un 10% o 15%, según Constante. La madura estructura organizativa y el récord de participación que espera acoger la prueba aragonesa  este año responden a una tendencia esperanzadora para la cita atlética. "Zaragoza se incorpora con 25 años de retraso al calendario de grandes maratones, aunque creo que la ciudad poco a poco va viendo la carrera de una forma más amable", reflexiona Constante. A su juicio, el maratón zaragozano se encuentra entre uno de los siete u ocho mejores de España.


A falta de dos días para el pistoletazo de salida, los corredores tienen su primera cita con la prueba mañana. De 10.00 a 20.00, en el Polideportivo Tenerías, se celebrará la entrega de dorsales y la Feria del Corredor previa al maratón.