La voz de Aragón

Labordeta deja una huella imborrable: quiso ser un artista, un ciudadano, fue un político y sobre todo un creador que quiso cantar con todos y para todos.

Su última aparición pública. El pasado día 6, los ministros Gabilondo y Chacón acompañados por el presidente Iglesias entregaron a Labordeta en su domicilio la Gran Cruz de la Orden Civil Alfonso X El Sabio.
Se apagó la voz de Aragón

Anoche se apagaba la voz de José Antonio Labordeta (Zaragoza, 1935) a consecuencia del cáncer de próstata que se le había revelado en 2006. José Antonio Labordeta era poeta y narrador, cantautor, político, columnista de prensa, actor, presentador de programas inolvidables como ‘Un país en la mochila’, ex diputado en las Cortes de Aragón y en el Congreso por la Chunta Aragonesista y profesor de Historia. Ha sido un personaje fundamental de la vida pública y de la cultura española que ha compuesto más de un centenar de canciones en 16 álbumes. Era una referencia decisiva de Aragón, el hombre que encarnaba la pasión por la libertad y por la verdad, y que hizo visible en España y en el extranjero el orgullo y las reivindicaciones de Aragón.


Había nacido en Zaragoza el 10 de marzo de 1936 en el seno de una familia ilustrada cuyo padre, catedrático de Latín y director del Colegio Santo Tomás, había pertenecido a Izquierda Republicana. José Antonio creció y se educó en el palacio familiar de las Gabarda, a orillas del Ebro y del Mercado Central. Inicialmente realizó estudios de Derecho, aunque acabaría licenciándose en Filosofía y Letras. Bajo el influjo de su hermano Miguel, poeta y futuro director del colegio familiar, acabó inclinándose a la literatura y perteneció al grupo del Café Niké. A finales de los años 50 fundó la revista ‘Orejudín’, y en 1959 publicó su primer poemario, ‘Sucede el pensamiento’. Estuvo dos años de lector de español en Aix-en-Provence, donde entró en contacto con la música de Jacques Brel y de Georges Brasssens.


En 1963 se casó con Juana de Grandes, que le daría tres hijas (Ána, Ángela y Paula) y juntos se trasladarían a Teruel, donde estuvieron seis años. Aquella estancia fue definitiva: allí nacería el cantante y surgiría el proyecto del diario ‘Andalán’, que cofundó con Eloy Fernández Clemente en 1972. Ya instalado en Zaragoza desplegaría un intensa actividad en múltiples direcciones: como cantautor compuso himnos inolvidables como ‘Aragón’, ‘El canto a la libertad’ o ‘Somos’, entre otros muchos títulos. Lideró el movimiento de la canción popular en Aragón y fue una referencia fundamental en toda España por su sinceridad, por su fuerza, por su ironía y por su rebeldía. Escribió una veintena de libros: memorias como ‘Banderas rotas’, ‘Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados’, ‘Regular gracias a Dios’, que fue su último libro, la crónica de la experiencia del cáncer y su último canto de esperanza. Redactó novelas como ‘Mitologías de mamá’ o ‘El comité’, poemarios como ‘Diario de un náufrago’ o Monegros’.


En los últimos tiempos recibió diversas condecoraciones: la medalla de las Bellas Artes, la medalla del Trabajo y la Gran Cruz de de la Orden Civil Alfonso X El Sabio, que le entregaron en su domicilio ministros como Celestino Corbacho, Carme Chacón y Ángel Gabilondo. Fue pregonero de su ciudad, Zaragoza, y en mayo de 2008 fue objeto de un gran homenaje en el Teatro Principal donde amigos y cantantes le rindieron un gran homenaje.


Labordeta deja una huella imborrable: quiso ser un ciudadano, quiso ser un artista, fue un político activo y sobre todo un creador que creía en los demás, en la amistad, en la familia y en la utopía, y quiso cantar con todos y para todos hasta que se ha apagado el trueno de su voz, la energía de su inmensa humanidad.