ARTE

Ricardo Calero convierte Albarracín en una instalación sobre el agua y las ausencias

El artista ha participado en las Estancias Creativas de la Fundación Santa María. El resultado se podrá ver hasta finales de año.

El agua es una constante en la obra del artista Ricardo Calero, y es uno de los ejes de las intervenciones, instalaciones y acciones que ha llevado a cabo durante tres meses en Albarracín, dentro del programa Estancias Creativas, que organiza la Fundación Santa María. Se trata de una invitación a diferentes artistas para que creen inspirados por el paisaje incomparable de la localidad turolense y, al mismo tiempo, revitalicen el patrimonio histórico y cultural de este municipio.


Calero (1955), natural de Andalucía pero activo en la vida artística Zaragozana desde hace décadas, propone con sus obras un recorrido por el municipio que empieza a las afueras de este, en el río Guadalaviar. En sus aguas, el artista "bautizó" varios lienzos tratados previamente en los que, por acción del agua y los sedimentos, van apareciendo mensajes e imágenes.


El siguiente escenario es la Puerta de Teruel, o la ausencia de esta puerta que ya no existe, marcada por Calero a través de una varilla que define en el cielo el arco del desaparecido umbral. Continúa en la Casa de la Julianeta, que fue su residencia durante la estancia en Albarracín. En su fachada más pintoresca, -fotografía clásica de las guías de viaje sobre la localidad-, Calero ha colgado en una de las ventanas una cortina bordada con las palabras "Por ti". "Es una dedicatoria al otro, al que contempla la casa y todo Albarracín y con su mirada hace posible la obra de arte", explica el artista.


También en la Torre Blanca ha intervenido Calero, colocando en su fachada una escalera que sube hasta las almenas, como elevando el vaso de agua que la corona. "Los escalones irregulares representan las dificultades para conseguir el objetivo que todos nos proponemos en la vida", señala.


El Museo Diocesano y el Museo de Albarracín son las siguientes etapas de la ruta. En el primero, Calero se ha dejado cautivar por la ausencia de uno de los cuadros del vía crucis, en el que ha colgado dos gotas, una de agua y una de sangre, similares a las que adornaban la instalación del Pabellón de Aragón en la Expo. En el segundo museo, el artista ha colocado en el centro del patio un espejo con un vaso de cristal, metáfora del "contraste entre el espacio finito del claustro y el espacio infinito del cielo".


Por último, el visitante debe detenerse en la Torre Blanca, donde en su azotea se sitúa la instalación que sirve de síntesis al proyecto. Allí se exponen los lienzos previamente bañados en el Guadalaviar, además de una serie de fotografías fruto de la acción 'Sed restaurada'. "Llamé a las puertas de la localidad pidiendo a los vecinos que me ofrecieran un vaso de agua, y fotografíe ese momento. Pero ese vaso de agua no era para mí, sino para saciar la sed de la gente que trabaja en Albarracín y en todo el mundo para restaurar el patrimonio". Calero cierra el viaje con una pieza escultórica colocada en la terraza, que utiliza esos vasos de agua recolectados y una silla de bronce vacía, "a la espera de la lluvia".


Las instalaciones de Ricardo Calero van a poder verse hasta el 31 de diciembre, pero la visita se completa también con la exposición de las fotografías de Bernard Plossu, realizada en una de estas 'estancias' el pasado año. Además, la fundación va a editar un libro con estas imágenes de la arquitectura de Albarracín, que impresionó al fotógrafo de viajes cuando participó en el seminario que dirige el reportero de HERALDO Gervasio Sánchez.


Esta es otra de las actividades que va a acoger la localidad turolense este mes. El VIII Seminario de Fotografía y Periodismo, que reúne a profesionales y estudiantes de la materia, tendrá lugar del 18 al 21 de octubre.