La afición de Zaragoza no pierde ocasión de mostrarle su fidelidad, gracias a unas cuantas visitas en la última década. Esta vez, además, le van a cantar cumpleaños feliz...

Sí, en el concierto, coincide. Yo no he organizado nada, ¿eh? Ya veremos si me dan una sorpresa. El hecho de cantar este día es muy chulo, celebraremos todos en el concierto cantando, que es lo que más me gusta. Además, tengo familia en Zaragoza, un tío y varios primos. Definitivamente, será una noche especial.

Usted ha colaborado con muchos artistas ajenos al flamenco, derribando fronteras estilísticas para pasmo de los puristas. Por ejemplo, con nuestra paisana Carmen París.

Pero es que con artistas así se derriba lo que haga falta. Carmen me encanta, es valiente, una artista de verdad. Siempre anda atenta al compromiso y a los detalles, las letras son fantásticas y su estilo en el escenario, genial: tiene mucha presencia, además. No te deja indiferente.

Después de casi dos décadas de carrera, ¿ya se ha olvidado la gente del flamenco más conservador que es usted payo y sin raíces andaluzas?

Pero si en realidad no he tenido que pelear tanto... claro que me ha tocado demostrar que tenía mi sitio en esto, pero eso lo he logrado con trabajo, con mi forma de cantar y entender el flamenco. Personalmente, nunca he tenido en cuenta esto de mi origen catalán y payo, me lo han ido recordando algunos en el camino. Empecé con naturalidad a cantar flamenco allá en Badalona, donde nací, y las piedritas que surgieron en el camino las fui saltando... pero no, nunca me he sentido marginado, ni nadie me ha faltado al respeto. Además, lo que se hace un poquillo difícil en el camino te da una satisfacción aún mayor, en mi familia no había nadie para abrirme el paso en el flamenco, al no tener esas raíces.

¿Quiénes han sido sus padrinos flamencos?

Carmen Linares me tendió la mano desde que me conoció. Lo mismo Juan Habichuela, Chano Lobato en su día, Enrique Morente... si me pongo a nombrar a todos, no acabo. Estoy bien servido.

El triunfo en el Cante de las Minas en 1993 lanzó su carrera, y ha vuelto un montón de veces a ese escenario. ¿Le da fuerza regresar al sitio de la primera gran emoción profesional?

El Cante de las Minas... no lo olvidaré jamás. Fue el 14 de agosto de 1993, tenía veinte años. Te podría reproducir exactamente cómo me sentí, lo tengo muy adentro. Todo lo que pasaba era alucinante, como una película. Pero lo mejor de aquello vino después: el día a día, tener la ocasión de demostrar que el premio no era una casualidad. Estoy enamorado del arte y de la música, y todo lo que he conseguido se lo debo a eso.

De todos los artistas ajenos al flamenco con los que ha colaborado usted, ¿con quién ha sentido una mayor empatía o, incluso, cercanía en la forma de ver la música?

No me preguntes eso, que tengo que responderte que ninguno y todos. Yo siempre he caminado a mi aire, libre, y hago lo que creo que debo de hacer, según la admiración que tenga por uno u otro artista. ¿Que me moje? Bueno, pues citaré a Martirio, que en su día surgió algo muy mágico con ella. Y Mariza, la chica portuguesa de los fados. O el propio Santiago Auserón.

Usted ha probado con el cine: un pequeño papel en 'La teta y la luna', de Bigas, los 'Fados' de Saura y una canción en 'Los abrazos rotos'. ¿Se ha planteado alguna vez probar suerte en el cine como intérprete habitual?

Nooo, nada de eso. No me lo he planteado porque no siento esa profesión, aunque me encanta el cine. Me considero cinéfilo de cantidad y de calidad en las películas que voy a ver o veo en casa. Además, tengo muchos amigos en el mundillo, pero no me veo en eso. Si te fijas, esas incursiones de las que hablas siempre han sido musicales. Bueno, también hecho un corto dirigido por Jesús Pulpón, pero eso fue una colaboración pura y dura. Cómo voy a aspirar yo, sin estar preparado, a actuar existiendo gente como Juan Luis Galiardo, Juan Diego o Javier Bardem! Sería muy osado por mi parte.

¿Ganará Penélope su segundo Óscar?

No sé si ganará, parece que lo tiene más complicado que hace un año, pero he visto la película y sería un premio muy merecido, la verdad.

Usted es uno de los más jóvenes entre los grandes del género, pero ya tiene carrera detrás. ¿Ve algún recién llegado con el talento para seguir sus pasos?

Bueno... no me gusta decir quién viene por detrás, por delante o a los lados, suena pretencioso. Sí querría contarte que hay un chaval de 14 años, Kiko Peña, que canta con un gusto exquisito y una sabiduría grande. Estoy produciéndole un disco y confío mucho en él. Ya veremos, igual a los 17 lo deja... pero lo dudo: tiene vocación y mucha cabeza. Puede llegar a ser un gran cantaor.