LA REINA DEL TECNICOLOR

Las raíces turolenses de una diva

Una de las actrices más populares del Hollywood de los años cuarenta, María Montez, era nieta de un funcionario nacido en la localidad turolense de Estercuel y se apellidaba en realidad Gracia. En 1944, la estrella pensó trasladar a su madre y hermanos a Teruel.

María Montez, una de las actrices más famosas del Hollywood de los años cuarenta, tenía profundas raíces familiares en la provincia de Teruel, de las que se sentía muy orgullosa. Su abuelo paterno, Joaquín Gracia Anadón, era natural de Estercuel, y la diva, que se ganó el apodo de "la reina del Tecnicolor", contempló la posibilidad de establecer a su madre y a tres hermanos en tierras turolenses.


María Montez, nombre artístico de María África Gracia Vidal de Santo Silas, nació en Barahona (República Dominicana), hija del empresario español Isidoro Gracia. Gozó de una gran popularidad en la Meca del cine entre 1941 y 1948 al protagonizar numerosos filmes de aventuras en ambientes exóticos, como "Las mil y una noches" -donde encarnó a Sherezade-, "Alí Babá y los cuarenta ladrones", de Arthur Lubin, o "La reina Cobra", de Robert Siodmak. En 1944, fue invitada al cumpleaños del presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt.


La estrella tuvo siempre presentes sus raíces aragonesas. En una carta de 1944 remitida desde Beverly Hills (EE. UU.) a un primo residente en Madrid, Montez/Gracia contempla como posibles destinos para darle un hogar confortable a su madre "Barcelona o Teruel". En otro documento, afirma que está "muerta de curiosidad" por conocer todos los detalles posibles de la familia Gracia, un apellido "muy aragonés", según explica la investigadora María Victoria Hernández, que ayer presentó una ponencia resumiendo sus hallazgos sobre la actriz en el XXXIV Congreso Nacional de Cronistas, que se celebra en Teruel durante el fin de semana.


El abuelo paterno de la actriz fue trasladado siendo un bebé a la Mata de los Olmos (Teruel). Su temprano alistamiento en el ejército fue decisivo para emprender un periplo vital que le condujo hasta el municipio de Garafía, en La Palma, donde trabajó como funcionario. Fue allí donde nació el padre de María África, Isidoro Gracia, que posteriormente se trasladaría a Barahona (República Dominicana), donde nacería la actriz.


María África, que adoptó el nombre artístico de María Montez en honor a una famosa bailarina, hizo gala durante toda su vida de sus raíces españolas. Presumía de su pasaporte español y de su afición al flamenco y a los toros. En una entrevista aseguró que la mayor ilusión de su vida sería rodar en España, un deseo que no llegaría a ver cumplido.


En otras ocasiones sus orígenes aragoneses le sirvieron de pretexto para darse aires de grandeza ante el público norteamericano. María Victoria Hernández explica que llegó a declarar que su abuelo era un imaginario "conde de Gracia", lo que le había permitido atesorar joyas de Isabel la Católica y obras de Goya. Hernández describe "a África" como una mujer característica del cine de los años cuarenta, con sus escándalos y caprichos, pero también como una mujer sensible y culta que escribió tres libros de poemas.


Entre los documentos analizados por la investigadora, destaca una carta de 1944 en la que se puede leer: "Tan pronto se acabe la maldita guerra -la II Guerra Mundial-, mamá piensa ir a vivir a España, tal vez a Barcelona o Teruel para formar un hogar donde esté nuestra familia". En otra misiva de 1945 se interesa por "si hay buena universidad en Zaragoza" ante la expectativa de que estudien allí tres hermanos pequeños de la artista. También pide información sobre cuánto costaría en la capital aragonesa "alquilar un apartamento chico", y pregunta "cómo es el clima y qué tal es la vida allí".


Pero todos aquellos proyectos, si en algún momento fueron algo más que meras especulaciones de la actriz, quedarían truncados a los 39 años, cuando falleció en su casa de París debido a un infarto sufrido mientras tomaba un baño. Según relata María Victoria Hernández, "una muchedumbre" participó en la comitiva fúnebre que condujo el féretro de la estrella de origen canario-aragonés hasta el cementerio de Montparnasse.