PATRIMONIO

Las catedrales y ermitas del agua en Aragón

Especialistas de la Universidad de Zaragoza publican un estudio sobre el patrimonio histórico relacionado con el agua, desde puentes a presas, pasando por canales, acequias, pozos y neveras.

Fuente de San Francisco. Barbastro. Siglo XVI. De las muchas fuentes monumentales que tuvo Barbastro, solo se conserva una, la de San Francisco, obra de Juan de Aracil. Responde al modelo de fuente renacentista concebida a modo de portada-fachada, con arc
Las catedrales y ermitas del agua en Aragón
MÓNICA VÁZQUEZ

Entre la presa romana de Almonacid de la Cuba, del siglo I de nuestra era, y el Pabellón Puente, construido dos mil años después, hay un nexo en común: son monumentos destacados del patrimonio hidráulico aragonés. Un tipo de patrimonio que empieza a estar amenazado desde el mismo día en que cae en desuso. Pero patrimonio, al fin y al cabo. Un amplio equipo de historiadores del arte de la Universidad de Zaragoza acaba de publicar un libro en el que se analiza este importante legado, en el que se incluyen obras que tienen en común la presencia, el uso y la explotación del agua como elemento necesario de la vida humana. El libro, coordinado por María Isabel Álvaro Zamora y Javier Ibáñez Fernández, se articula en dos partes. La primera reúne sendos artículos de María Lorente, Pilar Biel y Ascensión Hernández sobre el patrimonio hidráulico protoindustrial, las obras públicas de los siglos XIX y XX y la compleja realidad de este tipo de obras. La segunda es un catálogo de obras destacadas: pasos de barca (Boquiñeni), puentes (San Miguel de Jaca, Torrijo, San Antonio de Gallur, San Miguel de Huesca…), viaductos (Teruel), pozos (Sástago, La Muela), balsas (Candasnos), presas, neveras, acequias, qanats, minas, acueductos, fuentes, lavaderos, canales, norias, molinos, batanes, salinas, fábricas, centrales eléctricas y balnearios, e incluso se dedica un capítulo aparte a la traída de aguas a Teruel. “La selección, como todas, es subjetiva –apunta Isabel Álvaro-, pero hemos querido recoger construcciones e infraestructuras de todos los tipos posibles. Para nosotros lo importante era describir un conjunto y que se viera su importancia”.


El libro lleva por título ‘Patrimonio hidráulico en Aragón’ y ha sido publicado por Cajalón. Carmen Bartolomé, secretaria general de la entidad financiera, aseguraba en la presentación de la obra que se trata de “un estudio imprescindible, puesto que nos pone ante los ojos un patrimonio poco conocido y por el que hay que hacer un esfuerzo para que se conserve. Todo lo que se haga para mantener en buen estado estas construcciones merece la pena”. Un centenar de obras hidráulicas, desde un humilde nevero de Fuendetodos al Canal de Tauste, pasando por la fuente de los ocho caños de Calatayud, se describen en sendas fichas catalográficas que ofrecen valiosa y concisa información. “Tan importante es lo grande como lo pequeño –señala la historiadora del arte María Lorente-. Todas estas construcciónes han tenido una importancia enorme en el ámbito rural en el que están enclavadas. Forman parte de las señas de identidad del territorio en el que se encuentran. Y, además, este patrimonio, en cuanto deja de ser útil, empieza a correr peligro”. Para Ascensión Hernández, “el patrimonio es tanto lo material como lo inmaterial: es también el conocimiento. Y cuando se aborda la restauración de este tipo de obras, lo que hay que exigir a los arquitectos es contención, discreción y modestia. En algunos casos se da, pero no es muy frecuente”. El libro es fruto de un equipo estable de investigación de la Universidad de Zaragoza. Coordinado por María Isabel Álvaro Zamora, está integrado por David Almazán, Ana Ágreda, Elena Barlés, Pilar Biel, Rebeca Carretero, Jesús Criado, Ascensión Hernández, Javier Ibáñez, Natalia Juan, María Lorente, José Luis Pano y Mónica Vázquez.