LA RECOMENDACIÓN

La turbia belleza de Peyrotau & Sediles

El dúo de fotógrafos presenta una veintena de fotos de sus diez años de historia y una selección de sus vídeos en el Museo Camón Aznar en ?Cómplices?, marcados por la impacto visual y la ambigüedad.

Serie Sin Pecado
La turbia belleza de Peyrotau & Sediles

Peyrotau & Sediles son Aránzazu Peyrotau (Barcelona, 1975) y Antonio Sediles (Zaragoza, 1975) y trabajan en equipo, en busca de una imagen propia y de sus conceptos, desde hace una década. Desde 2000, proyecto a proyecto, siempre les ha interesado mucho la energía visual: la elaboración de una imagen poderosa y ambigua que puede ser observada desde distintos prismas. La fotografía de Peyrotau & Sediles es y no es narrativa, es clásica y moderna a la vez, es emocionante y turbadora, remite a la pintura y a la propia fotografía, y está vinculada a la exaltación de la sublime y a ciertas esferas de la marginalidad.


En un principio, podría decirse que han estado muy interesados en lo que se llamaría fotos de tribus urbanas, a la manera de Miguel Trillo, en cierto modo, como se ve en piezas como ‘Aura’ (2001) y ‘’ (2001), que integran la exposición de fotos y de videoinstalaciones que ahora se expone en el MICAZ bajo el título de ‘Cómplices’. A esta serie, algo más evolucionada, podrían pertenecer ‘Zatu’ (2004) y ‘Frank T’ (2004), que parece dialogar en cierto modo con la obra del norteamericano Andrés Serrano.


Poco a poco, fueron evolucionando hacia una fotografía de sustrato barroco, vinculada al mundo del piercing, del rocanrol y del desnudo, de un retrato directo y a la vez complejo, como sucede con dos obras tan poderosas como ‘Anita’ (2007) y ‘Muriel’ (2007). La primera remite a un mundo de tatuajes y cadenas, y la segunda ofrece una compleja psicología, acaso una herida psicológica, de una mujer que es retratada con una serpiente. Y ahí, en ese universo de demoliciones y de sueños, parecen encontrarse con Alberto García-Alix.


En el camino de búsqueda de la depuración expresiva apostaron por la serie ‘Enmascarado’: esos rostros y máscaras de lucha libre esculpidos por la luz sobre un fondo negro. Peyrotau & Sediles fijaban el foco en la sombra de los ojos, casi ojos acuosos y alucinados, y en el brillo de las caretas: creaban una atmósfera de soledad y turbación, de concentración y vigilancia. Esos rostros plantean un interrogante para el espectador: le preguntan sobre el vacío, el combate, el arte de mirar. Más que preguntarle, le muestran el estupor de existir peligrosamente.


Ese desarrollo tenebrista, vinculado a Ribera y Caravaggio, y tal vez al fotógrafo francés Pierre Gonnord, alcanza su máxima expresividad y elocuencia visual en piezas como ‘Delatus’ (200), que tiene mucho de ‘vanitas’ barroca’, como ‘Obumbrata’, esa mujer embarazada con sombrero que muestra el perfil de su barriga, y con ‘Lux’ (2009), que quizá sea una de las imágenes más puras y sugerentes que ha realizado hasta ahora el dúo. ‘Lux’ es una obra de de aroma veneciano, casi carnavalesco, con dos fogonazos de luz en medio de la noche y del negro: los ojos azules y el óvalo de la frente y la cara. Y otra obra muy medida, casi una lección del equilibro de la fotografía en color, es ‘Kiss me… Kill me’ (2008), que subraya cualidades constantes de la producción de estos fotógrafos: la ambigüedad, el amor y la muerte, la delicadeza y la agresividad, la sugestión y la turbulencia.


Ahora, trabajan en una nueva serie temática: ‘La leyenda de Ausare’, de la que ofrecen tres piezas de sesgo minimalista que recrea una leyenda china extendida en Japón. La muestra se completa con varias videocreaciones que tienen un hilo conductor: el ojo que mira, el ojo que nos ve, el ojo que se abre casi sin parpadear y que muestra una especie de corazón delator dentro. El ojo del cíclope. Es el ojo de Luis Buñuel, el ojo que mira los rascacielos (alguna imagen hace pensar en Berenice Abbott), es el ojo que atemoriza y palidece. ‘Cómplices’ también deja flotando en el aire un pregunta: ¿cómo serán las nuevas imágenes de Peyrotau y Sediles? ¿Qué caminos buscarán estos artistas, intensos, melancólicos en ocasiones, que conviven con el miedo, con la belleza, con la rabia, con el misterio, con el claroscuro y con los gritos del silencio?




Cómplices. Peyrotau & Sediles. Museo Ibercaja Camón Aznar. MICAZ. Hasta el 31 de agosto.