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La luz (y la música) al final del Túnel

Hoy se inaugura en el barrio Oliver, a ocho metros bajo tierra, un equipamiento insólito que cuenta con un auditorio y 14 salas de ensayo de última generación.

El pasadizo central, con grafitis e imágenes de proyectores, por donde antes discurrían las vías.
La luz (y la música) al final del Túnel
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Hace apenas siete meses aún sobresalían los raíles del antiguo ferrocarril que unía los barrios Oliver y Valdefierro. Hoy, día en el que se inaugura oficialmente, el Túnel es un equipamiento de última generación que aspira a colmar la histórica reclamación de las bandas locales: tener un sitio digno donde ensayar sin que las asociaciones de vecinos se les echen encima. Las cocheras de Tuzsa o las naves de la calle de Argualas distan años luz del flamante Túnel del Oliver, que hoy se estrenará con el rock de La Señal de Flint o el flamenquito de China Chana, entre otros.

 

Este peculiar 'escondrijo', a ocho metros bajo una zona ajardinada en la plaza de Soldevilla, se descubrirá mañana a los ciudadanos en una jornada de puertas abiertas. Entonces podrán recorrer sus 100 metros de longitud (y sus 12 de anchura), que albergan un auditorio con capacidad para 600 personas, 14 salas de ensayo, estudio de radio, aula informática, camerinos, servicios, así como dos amplios espacios expositivos -de 120 metros cuadrados cada cual- que gestionará la Casa de Juventud.

 

"Trabajamos con la idea del 'semillero', como en la Azucarera o la Milla Digital. Esto es, que el equipamiento no se limite solo a que las bandas puedan ensayar, sino que sea un centro cívico en el que hacer un proceso más global: los músicos pueden contar con asesoría, con mesas de edición para mezclar o con un estudio de grabación", comenta Miguel Fontgivell, responsable técnico municipal del proyecto. Fontgivell supervisa estos días el encaje de bolillos que supone para los profanos que no existan "filtraciones del sonido" y explica que "todo está insonorizado con distintas fórmulas en función de si se espera destacar los graves (especializado para percusiones) o los agudos (y que vibre un poco más la pared)".

 

En el pasadizo central, el Túnel aún descubre las cicatrices de su pasado. "Al soterrar las vías y subir la cota se han perdido unos 40 centímetros de 'grafitis', pero el resto se han dejado tal cual en las paredes". Además, sobre ellos se puede proyectar imágenes de 'videojockeys' o, gracias a cámaras integradas, ver lo que sucede dentro de cada una de las salas de ensayo.

 

Aunque todavía huele a recién pintado y está pendiente que se instalen algunas máquinas de bebida y comida (hay una cafetería en la zona de conciertos), el Túnel cuenta con equipamiento porque "no hubo desvío presupuestario, es más, se invirtió dinero en mejoras de la obra que no formaban parte del proyecto: compra de mobiliario, de instrumentos (baterías), luces, monitores...", explican fuentes municipales, que en pocos días activarán la web en la que los interesados podrán conocer las tarifas de los 'boxes', de 24 metros cuadrados cada cual, que serán "asequibles".

 

Las obras han durado unos 7 meses -se retrasaron unos 30 días por un leve problema de cimentación- y han dado trabajo a unas 300 personas. El presupuesto corrió a cargo del Fondo Estatal de Inversión Local de 2009 y supuso una inversión de 3.469.000 euros. El equipo de arquitectos que hizo esta franja del corredor verde ideó el equipamiento, y la construcción corrió a cargo de Conavinsa (Prainsa).