Como «artífice y motor» del Centro de Estudios Bilbilitanos (CEB), «escudriñador, investigador inquieto» y hombre «extraordinariamente cordial y generoso». Con palabras como estas se referían ayer a Agustín Sanmiguel Mateo, el director de la Institución Fernando el Católico (IFC), Carlos Forcadell, y el ex director Guillermo Fatás, en el acto de homenaje que se rindió a quien fuera presidente del CEB durante más de dos décadas, desde 1987 hasta su fallecimiento en julio de 2009, y consejero desde 1980.

Su viuda, Ana Isabel Pétriz, recogía de manos de Javier Lambán, presidente de la DPZ, la Medalla de Oro de la IFC con la que se distinguía a Sanmiguel «por su vida dedicada al estudio, investigación y divulgación». Este catedrático de Biología y Geología, profesor en Teruel, Jaca y en el Instituto Primo de Rivera de su ciudad natal, Calatayud, fue uno de los más importantes estudiosos del mudéjar aragonés y reconocido por ello dentro y fuera de Aragón. «Defensor del patrimonio artístico aragonés y valedor de la recuperación del arte islámico», dijo Forcadell. Fatás destaco también su vocación docente, «siempre en pro del civismo».

Javier Lambán, señaló que en la obra de Agustín Sanmiguel se impuso «la honradez y la ciencia», y fue consciente del legado que había recibido y de que debía mejorarlo.