Una joya arquitectónica de Aragón

El templo reabre desde hoy y durante quince días sus puertas al público, que podrá admirar la recuperación de una de las joyas arquitectónicas de Aragón que permanecía cerrada al público desde 1985 por peligro de derrumbamiento.




La catedral de Tarazona (Zaragoza), una de las joyas arquitectónicas de Aragón, de esqueleto gótico, interior renacentista y elementos mudéjares, reabre sus puertas hoy tras 30 años cerrada, en los que se han desarrollado complejas obras de rehabilitación para salvarla de la ruina.


Unas 10.000 personas podrán contemplar a partir de hoy, en quince jornadas de puertas abiertas gratuitas con pase, la recuperación parcial de la catedral, consagrada en 1235 como uno de los templos del gótico francés más puros de Aragón y cerrada al público en 1985 ante el peligro de derrumbamiento.


Desde entonces, hasta tres equipos de arquitectos trabajaron en distintos periodos para evitar la degradación de la catedral, pero no fue hasta finales de 1996 cuando comenzaron las obras de rehabilitación más intensamente, y con continuidad, tras la redacción de un plan director por los arquitectos Fernando y José Ignacio Aguerri.


Gracias a estas obras se ha salvado gran parte de su patrimonio, con inversiones que rondan los 20 millones de euros, pero sigue pendiente la recuperación del claustro mudéjar, el atrio, trece de sus diecisiete capillas o algunas actuaciones en la torre, además de las intervenciones urbanísticas en el entorno del templo.


Estas actuaciones, ha precisado el arquitecto Fernando Aguerri, tendrían un coste de 10 a 12 millones de euros, y además serán necesarios, una vez recuperada la catedral por completo, entre 100.000 y 200.000 euros anuales para su mantenimiento.

Los descubrimientos


Sin embargo, la apertura es el «objetivo cumplido» y salvarla de la ruina en la que casi se encontraba una «satisfacción», ha reconocido Aguerri, quien además ha sido testigo y responsable de «grandes descubrimientos» que permanecían ocultos en el templo.


Entre ellos el conjunto de pinturas que complementan las que ya se conocían de la capilla mayor, de mitad del siglo XVI, especialmente interesantes en el cimborrio, con figuras de la cultura grecorromana desnudas, que representan iconográficamente la lucha entre el bien y el mal y que son de pocos años antes del Concilio de Trento que prohibiría las imágenes y los desnudos en el interior de los templos.


Es un hecho «excepcional» por cuanto enlazan con el renacimiento europeo «del más alto nivel» y porque han estado ocultas durante muchos años, ha resaltado este arquitecto, que ha trabajado intensamente en la recuperación del templo.


Además, en el subsuelo de la catedral, a unos dos metros de profundidad, se encontraron restos desde el siglo I e importantes estructuras romanas y cristianas primitivas de los siglos IV al VI.


El hallazgo más relevante es un mosaico romano de unos 100 metros cuadrados de superficie, con decoración geométrica, nudos de Salomón y entrelazados y, además, se ha reconocido el primitivo ábside románico de la seo turiasonense.


Exteriormente, ha destacado Aguerri, se pueden ahora reconocer cada una de las fases históricas de la construcción, que estaban «enmascaradas» por «la suciedad, la mugre y el color uniforme», y en el interior, el visitante encontrará un esqueleto gótico y revestimientos, ventanales y una concepción espacial renacentista, además de los hallazgos que afloraron con la restauración.


El Miércoles Santo, 20 de abril, el obispo de Tarazona, Eusebio Hernández, celebrará la primera misa en coincidencia con el aniversario de la consagración de la catedral en 1235.