ARTE

La ampliación del Museo Pablo Serrano estará acabada en octubre de este año

El equipamiento y la reubicación de las colecciones harán que la inauguración se celebre en 2011. Costará 24 millones, frente a los 18,7 previstos en 2007.

La nueva sala de exposiciones temporales tendrá casi 500 metros cuadrados
La ampliación del Museo Pablo Serrano estará acabada en octubre de este año
CARLOS MONCÍN

El Museo Pablo Serrano empieza a tener cuerpo, cara y ojos. El edificio gana día a día personalidad, y ya se adivinan los perfiles de un centro que no va a dejar a nadie indiferente. El próximo mes de octubre está previsto que concluyan las obras, y a renglón seguido se acometerá el equipamiento interior y la reubicación de las colecciones artísticas. El centro triplica su superficie (7.600 metros cuadrados frente a los 2.600 iniciales) y la obra de Serrano, que anteriormente era lo único que se exponía, estará acompañada a partir del año que viene de una selección de arte contemporáneo entresacada de los fondos del Gobierno de Aragón (más de 3.000 piezas).

El edificio, de diseño atrevido como corresponde a un museo de arte contemporáneo, ha ganado una fachada, la de la calle del doctor Fleming, que es la que se presenta a los ojos del caminante por el paseo de María Agustín. Es, junto al color -acero, negro, turquesa-, uno de los aspectos más novedosos del proyecto.

"El escorzo es fundamental en arquitectura -apunta José Manuel Pérez Latorre, arquitecto que ha elaborado el proyecto-. Y este edificio está realizado para ser visto en escorzo. Tampoco he querido, ni he podido, renunciar a mis orígenes, porque la arquitectura del valle del Ebro es contundente, con volúmenes y líneas de sombra".

Es un edificio que tiene mucho de escultórico y, sobre todas las cosas, un ejercicio de arquitectura contemporánea en una ciudad bimilenaria. Y más cosas. "Para la ciudad, supone la posibilidad de disponer de un equipamiento del que carecía; para mi una oportunidad para hacer arquitectura contemporánea y, de paso, rendir homenaje a todos los que me precedieron en ello". Todo el exterior está forrado de planchas de fibra de carbono y tela asfáltica, y el edificio juega visualmente con la chapa, el cristal, el hormigón y las placas de esmalte color turquesa.

La idea de ampliar el Serrano se remonta a 2005, pero no fue hasta 2007 cuando se adjudicaron los trabajos a Obrascón Huarte Laín por un importe de 18,7 millones, financiados íntegramente por el Gobierno de Aragón. El presupuesto base de licitación estaba fijado en 23,6 millones, y finalmente parece que se alcanzará esta cifra, aunque desde la DGA se insiste en que "no se puede dar un coste final porque el procedimiento no está cerrado".

Temperatura fija a 21 grados

El aumento del coste se explica, según el arquitecto, por problemas de cimentación y estructuras, y porque en estos años han cambiado los criterios internacionales de conservación de obras de arte y los grandes museos solo prestan ahora obras para ser exhibidas a 21 grados de temperatura constante, en lugar de los 23 que se requerían antes. "Parece poca cosa, pero garantizar que se bajaba dos grados la temperatura de un edificio tan grande como éste ha requerido una inversión enorme", señala José Manuel Pérez Latorre. Según desgrana, "el 50% del dinero gastado ha sido para las estructuras, el 30% para las instalaciones, el 12% para las fachadas, y el 8 para los acabados".

Al nuevo museo se podrá acceder, pues, por María Agustín y por doctor Fleming. Por debajo del suelo están todas las dependencias destinadas a almacén de obras de arte y taller de restauración. En la planta calle, biblioteca, cafetería, tienda y salón de actos independientes del museo, y una gran sala de casi 500 metros cuadrados para muestras temporales.

En la primera planta será protagonista la obra del escultor de Crivillén, instalada en un espacio noble, volcado a la calle a través de enormes cristaleras, y con vocación de articularse en un recorrido. De allí se accederá a otra planta, en la que se exhibirá la obra de artistas cercanos a Serrano, y luego a otras dos más, que mostrarán la selección de arte contemporáneo de la DGA. Cada sala tiene personalidad propia y entre 600 y 800 metros cuadrados. El único denominador común es que todas permiten exponer piezas de gran tamaño (los techos son de 6 metros de altura y no hay columnas que rompan la visión). En la última planta hay una terraza, desde la que se tienen unas impresionantes vistas de Zaragoza. "El museo servirá para difundir el arte y la cultura contemporáneos y estará abierto a nuevas tendencias", subraya el viceconsejero de Cultura, Juan José Vázquez.