MÚSICA

Javier Mas, un aragonés en el universo de Cohen

El cantante canadiense Leonard Cohen cuenta entre sus músicos con un aragonés, Javier Mas, que toca la guitarra de 12 cuerdas, la bandurria y el laúd.

En febrero de este año, Javier Mas (Zaragoza, 1952) miraba a su lado y no se lo podía creer. En 1970, con tan solo 18 años, se marchó a Londres porque quería ser músico. Como muchos otros, tuvo que tocar en la calle por unas monedas: interpretaba canciones de Dylan y de Simon y Garfunkel. También de Leonard Cohen. Y en febrero de este año Javier Mas miraba a su lado y quien cantaba junto a él era... el propio Cohen. El canadiense, que llevaba 15 años sin subirse a un escenario, decidió realizar una gira mundial y en su cerebro todavía guardaba muy buen recuerdo de aquel español que tocaba la guitarra y la bandurria en un homenaje que le tributaron. Le propuso incorporarse al equipo de la gira y, obviamente, Javier Mas aprovechó la ocasión. "Es como si a un jugador de baloncesto lo ficha la NBA, hay un equipo de cincuenta personas pendientes de todos los detalles". Mas toca la bandurria, el laúd, el archilaúd y la guitarra de doce cuerdas. Interviene en 45 de las 52 canciones del repertorio del canadiense, y tiene la oportunidad de codearse con la flor y nata de las cancillerías y grupos musicales: desde el Príncipe Carlos de Inglaterra a Bono, de Sarkozy a Paul Simon o Sting. Cohen ha cumplido ya 74 años y muchos ven en esta gira la última oportunidad de escucharle en directo. Nadie se quiere perder sus conciertos.


"Los músicos norteamericanos ‘flipan’ con la bandurria -sonríe-. Y yo estoy encantado porque toco solo lo que siento que debo tocar. Cohen me ha dado libertad casi total, el nivel musical es altísimo y él me ha puesto en un lugar privilegiado. En realidad, lo que estoy haciendo es mi música dentro de la suya".


Cohen llevaba mucho tiempo retirado y, si ha regresado ahora a los escenarios, según todos los indicios, ha sido por dinero. Hace tres años el canadiense demandó a su representante y consejera profesional de casi dos decenios, Kelley Linch, acusándola de haberse quedado varios millones de dólares que constituían su ‘fondo de pensiones’. Cohen estaba dedicado a otros menesteres, como monje budista que es, y no andaba muy pendiente de su fortuna. Cuando descubrió todo, estaba ya en una situación financiera delicada. Sin querer entrar en esta espinosa cuestión, Mas asegura que "Cohen se está recuperando" y subraya que "en el escenario está casi mejor que nunca".


"Tiene 74 años pero se encuentra muy bien de salud. Creo que el budismo le ha venido muy bien, le ha obligado a cuidarse, le ha dado una gran energía interior. Y, aunque los conciertos son de tres horas largas, lo lleva muy bien, ve que la gente responde y disfruta con su música. Está escribiendo nuevas canciones y habrá un nuevo disco".


Componer en un hotel


A su juicio, se trata "de un maestro en la más amplia concepción de la palabra. Es humilde, generoso... Yo no soy budista, en absoluto, pero Leonard ha demostrado que de las cosas malas pueden salir cosas buenas. Si no hubiera sido por los problemas que ha tenido quizá no hubiera vuelto a cantar. Él se dijo: ‘¿qué es lo que verdaderamente sé hacer? Pintar y tocar la guitarra. Pues voy a pintar y a cantar’. Y ahí está, disfrutando de su vuelta: en Dublín, que no es una ciudad muy grande, hemos estado tres noches con 12.000 espectadores en cada una. En Londres nos han visto más de 50.000 personas... Es el mejor Cohen".


Mas está de paso por Zaragoza, en un descanso de la gira, para acabar la grabación y masterización de varios temas que va a aportar a un librodisco sobre el mudéjar. Temas en los que rinde homenaje a su ciudad natal, y alguno de ellos compuesto en plena gira, entre hotel y hotel.


"Yo me voy a Chestokova con mi bandurria y estoy tan contento -asegura-. No tengo ningún problema en trabajar para otros músicos, me encanta. Pero siempre guardo un tanto por ciento de mi tiempo para componer. La música que quiero oír, y no escucho en ningún sitio, es la que me pongo a escribir. En estos meses con Cohen he escrito 6 o 7 cosas nuevas".


Y, ¿cómo es la música de Javier Mas? Hoy le aplicarían calificativos como ‘mestiza’. "Esto del mestizaje es una gilipollez -afirma-. Siempre ha existido y, si ahora se utiliza esa palabra, es porque la industria musical la ha puesto de moda. Yo tocaba la bandurria en el 73 con Raimundo Amador, y he grabado con músicos árabes y María del Mar Bonet hace muchísimos años. Pero antes que yo lo han hecho muchos otros. Es algo que siempre ha estado ahí".


Reivindicar la música popular


También se le llamaría ‘mediterránea’. "No existe la música del Mediterráneo, es otra etiqueta... Aunque, bueno, hay cierta sonoridad, unas cadencias comunes entre el flamenco, la música árabe, la griega y la india... Nosotros no lo vemos, pero desde fuera sí se ve. De hecho, si a un norteamericano le pones un jota aragonesa, casi seguro que piensa que es flamenco". Y él, como aragonés y especialista en música popular de todo el mundo, ¿qué opina de la jota?


"Tiene una fuerza rítmica muy interesante, pero no ha evolucionado -sostiene-. Los jóvenes aragoneses no han incorporado la jota a su vida diaria y ese es un lastre muy pesado. Cualquier tipo de música popular debe acompañar a su tiempo: el flamenco ha seguido explicando lo que ocurre en la vida cotidiana y por eso tiene un arraigo tan grande. La jota no lo ha hecho, y el problema es que esa actualización no se puede promover, tiene que surgir por sí misma".


Mas, que descubrió el blues con los músicos de la base americana, que bebió de lo mejor del pop y rock en el Londres de los 70 ("ibas a cualquier ‘pub’ y tocaban dos o tres grupos de la leche", recuerda), es un gran defensor de la música popular. "El mundo está lleno de gente que mira por encima del hombro -apunta-. También en la música, donde todo parece ya inventado pero todavía hay espacio para hacer cosas nuevas. Muchos fanáticos del jazz desprecian la música clásica, y muchos fanáticos de la clásica desprecian la música popular. Pero no hay géneros ni estilos superiores. A Falla y a Miles Davis, sin ir más lejos, les une el hecho de que sabían disfrutar del poder de la música. El flamenco, por ejemplo, es una de las grandes músicas del mundo; figuras como La Paquera de Jerez o Sabicas están a la altura de Ella Fitzgerald o Duke Ellington".


Y en la intimidad, ¿qué música escucha Javier Mas? "Pues depende. Cuando estoy triste, Manolo Caracol y Muddy Waters. Pero, habitualmente, música árabe o griega y mucho blues: Albert King, Ry Cooder y Bobby Bland".