NECROLÓGICA

Fallece el escritor, médico, guionista y periodista aragonés Santiago Lorén

Obtuvo en 1953 el premio Planeta con 'Una casa con goteras' y fue coguionista de las series de TVE 'Ramón y Cajal' y 'Sender'.

Santiago Lorén, en una foto tomada en febrero pasado.
Fallece el escritor, médico, guionista y periodista aragonés Santiago Lorén
CARLOS MONCíN

El escritor, médico, periodista y guionista de cine y televisión Santiago Lorén (Belchite, 1918), autor de obras como 'Biografía de Cajal' y 'Una casa con goteras' (ganadora del premio Planeta en 1953), falleció ayer. Lorén fue director de la edición aragonesa del diario 'Pueblo' -época que recreó en 'Cierzo de papel'- y coguionista con José María Forqué de las series 'Ramón y Cajal' y 'Sender'.


A pesar de haberse titulado en Medicina, especializándose en Ginecología, Santiago Lorén parecía llamado al cultivo de las letras. En la escuela ya componía las redacciones más atractivas. Hijo de pastelero, nació en Belchite, pero pronto se mudó a Zaragoza. Fue alumno de Allué Salvador, de quien recibió estupendas clases de Lengua y Literatura, frecuentaba la biblioteca de UGT en la calle Estébanes y tenía un tío que disponía de una biblioteca impresionante.


Combatió en el bando nacional siendo joven y atendió en la retaguardia a los soldados heridos. Terminada la contienda, acudió al Ayuntamiento de Zaragoza para agradecer todas las ayudas que había recibido y le dieron trabajo en el Hospital 18 de Julio del Coso. Muy pronto le destinarían al Hospital de Calatayud, donde alcanzó crédito inmediato como escritor y como sanitario. Allí, a principios de los 50, concibió su primera novela: 'Cuerpos, almas y todo eso' (1952), con la que se incorporaba a esa gran tradición de médicos-novelistas españoles, como Marañón, Martín-Santos o Baroja. El libro era una radiografía de personajes inspirados en Calatayud y enojó a los que salían y a los omitidos que se sentían ninguneados. La publicó el gran editor Josep Janés, que pasaba entonces por una crisis. Eso llevó a Lorén a intentar dar el salto a otra editorial con su segunda novela, 'Una casa con goteras'. El año anterior se había convocado el I premio Planeta, cuya dotación subió a 100.000 pesetas en la segunda convocatoria el editor José Manuel Lara. Carmen Berdusán, la esposa de Santiago Lorén, entró en las dependencias de Planeta en Barcelona y dijo: "¿Valen en este premio las recomendaciones?". "No, de ninguna manera", le dijo Lara. "Pues ahí tiene el ganador", espetó ella. La novela, de escritura minuciosa y de enérgicos personajes, se llevó el galardón, y para él comenzó una carrera literaria.


Fue narrador de ficciones como 'La siete vidas del doctor Cucalón', 'El verdugo cuidadoso' o 'La vieja del molino de aceite' (premio Ateneo de Sevilla); memorialista en libros como 'Cierzo de papel', periodista indomable en artículos que fueron apareciendo en Radio Zaragoza o Heraldo de Aragón (es famosa la colección 'La rebotica'). También escribió libros de viajes como 'Aragón', biografías de Ramón y Cajal y Fernando el Católico, y monografías médicas como 'Historia de la Medicina' o 'Nuestra vida sexual'. Uno de sus grandes éxitos fue su libro de humor 'Diálogos con mi enfermera'.


Fue amigo de Ignacio Agustí y Wenceslado Fernández Flórez, y tuvo tentaciones políticas (se presentó a las elecciones municipales, pero le faltaron mil votos para ser elegido). Hace algún tiempo, confesaba: "Sigo escribiendo artículos para vencer el alzhéimer". En su gaveta, entre otras obras inéditas, se conserva un manuscrito en busca de autor: 'La funesta manía de escribir', que es una declaración de principios y un autorretrato.


Hace unos meses, HERALDO visitó a Lorén, a punto de cumplir 92 años. Ya le costaba mucho mantener una conversación, escribir y leer. "Como escritor yo siempre he pensado en quién me iba a leer. He intentado escribir para todos, y a mí me ha interesado mucho la realidad. Como era médico me contaban muchas cosas que me servían para mis ficciones. Como escritor siempre he tenido en cuenta el humor. Uno de mis escritores favoritos ha sido Wenceslao Fernández Flórez", decía, y miraba, cerca del televisor, la pequeña escultura del Planeta. Musitó: "Ahora ya no me salen muchos más nombres".