MÚSICA

Eugenia Boix debuta en el Teatro Real

La soprano montisonense se subió ayer por primera vez al escenario del Teatro Real para interpretar el papel de Corinna en la ópera de Rossini 'El viaje a Reims'. La joven se mostró emocionada y feliz por la oportunidad.

Corinna (Eugenia Boix) en el dúo con el caballero Belfiore, que se enamora de ella.
Eugenia Boix debuta en el Teatro Real
JAVIER DEL REAL

Rossini tiene una llave hecha con ritmo y armonía. Y esa llave abre una puerta que permite a los jóvenes talentos del bel canto "hacer el camino que tienen que hacer". Así explicaba el experto en Rossini y maestro de canto, Raúl Giménez, la oportunidad que anoche brindó el Teatro Real de Madrid a un puñado de jóvenes voces de la lírica, entre las que se encontraba la soprano montisonense María Eugenia Boix. Fruto de un proyecto pedagógico, el pasado mes de febrero, el director de escena Emilio Sagi, la directora musical Eun Sen Kim y Raúl Giménez eligieron entre los alumnos de un taller que conduce Sagi el elenco para esta particular representación, cuya escenografía ya estrenó Sagi en el Teatro Real en 2004.

Ha sido un mes y medio de clases intensivas y ensayos. "Raúl Giménez nos impartió unas lecciones magistrales sobre Rossini, porque la suya es una música muy instrumental, basada en el ritmo, la agilidad y la coloratura. Y tanto él, como Emilio Sagi y Eun Sun Kim querían que esa vitalidad y esa fuerza no se perdieran en ningún momento. Y el hecho de que todo el elenco seamos jóvenes, menores de 31 años, ayuda. Así que el público permanece durante toda la representación sentado en su butaca, en un estado de excitación continua, pero yo creo que saldrán muy satisfechos y se lo pasarán bien. Es muy divertida", explicaba María Eugenia Boix ayer, horas antes de que se levantase el telón.

Y a las seis de la tarde, la función comenzó. Es un día importante. El último rey Borbón de Francia, Carlos X, va a ser coronado en la catedral de Reims, y los huéspedes del balneario llamado El Lirio Dorado no quieren perderse la ocasión. Hay una condesa que ha perdido su equipaje, un barón, un grande de España, una dama polaca, la propietaria del lugar, amores, infidelidades....

Se alza el telón

Un cañón de luz ilumina el palco real del coliseo madrileño, y allí está Corinna (María Eugenia Boix), con un sombrero negro tocado con plumas blancas. Corinna es una poetisa improvisadora que fascina a todos con su canto sobre el amor fraterno, que interpreta acompañada de un arpa. "La primera vez que me vi en el palco del Real fue impresionante. Nosotros hemos ensayado todo en un espacio en Leganés o en las aulas del Teatro Real, pero hace unos días hicimos en ensayo general sobre el escenario, y sentí una emoción increíble. No sé si esto va a cambiar algo en mi carrera, tampoco me lo planteo. Por ahora estoy viviendo cada momento, lo disfruto y nada más. Igual es que todavía no me he despertado...", explica feliz Eugenia.

'El viaje a Reims' es una ópera bufa, y se estructura en una serie de virutosísticas arias y de números concertantes enlazados mediante cortos recitativos. Como hay tantos solistas (catorce), Rossini se permite, además de las arias, todo tipo de combinaciones: desde dúos, tríos, cuartetos y quintetos hasta concertantes de catorce solistas. Una de las arias que merece especial atención es la de Corinna, se trata de una joya del repertorio por su coloratura.

"El de Corinna es el papel más etéreo de la obra, porque es una poetisa y está siempre ligada a un arpa. En mis dos arias canto con el arpa, pero también tengo un dúo donde aparece la parte más terrenal del personaje", señala Boix.

La soprano oscense, de 27 años, se lo tomaba ayer con calma: "Es que tengo la sensación de que voy a ensayar un día más".

Emilio Sagi señaló esta semana que "en este reparto hay cuatro o cinco elementos que van a hacer una gran carrera. Hay unas cuantas personas aquí que tienen el teatro en las venas". Y añadió que "cantar está bien, pero si no eres inteligente no tienes carrera".

'El viaje a Reims' permanecerá en el Teatro Real hasta el 21 de abril, y después, del 25 al 28 del mismo mes, se representará en el Auditorio de la Universidad Carlos III, en Madrid.

Cuando esta aventura termine, a Eugenia Boix le espera una apretada agenda de recitales. "Tengo previstos conciertos en Ginebra, en la sala Barceló de Naciones Unidas, en el Prado, en Bruselas, Manchester... Hago bastantes recitales, y además tengo un dúo con guitarra, y un trío con piano, clarinete y voz, y otro con piano, trompa y voz. De ópera, de momento, no tengo ningún proyecto a la vista. A mí me gusta todo lo que hago, pero con la ópera reconozco que disfruto mucho porque tiene un añadido: te permite desarrollar una historia hasta el final, y un personaje entero. En un recital no haces nada de escena", explica la soprano oscense.

La apretada agenda de esta joven la consolida más allá de la categoría de 'promesa', pero exige un desgaste personal. "Lo de viajar lo llevo como puedo. Pero necesito volver a mi casa al menos una vez al mes. Da igual que sean dos días o cuatro, tengo que ir a Monzón, donde tengo mi familia, mi gente y donde cargo las pilas. Esta carrera es muy bonita, pero a veces también muy dura. Hay ocasiones en las que viajas con gente, pero en otras llegas a sitios donde no conoces a nadie, cantas y te vas. Puedes sentirte un poco solo. Utilizo mucho el teléfono e Internet, pero no es lo mismo. Mi corazón está siempre en mi casa", reconoce.