HEMEROTECA

«Dos grupos de naciones me hacen tentadoras ofertas...»

Un fragmento de la entrevista realizada por el diario 'La Libertad' el 11 de noviembre de 1934.

-¿Cómo surgió en ti la idea de inventar el petróleo artificial?

-La idea del petróleo artificial fue obtenida al estudiar detenidamente la formación del petróleo en el seno de la tierra. El crear ese gran invento representa una fuente de riqueza para nuestra patria. España es débil porque es pobre. Se despobló porque buscó el oro en otras latitudes. Para repoblarla es necesario que haya otra vez ese 'oro líquido' en España, y el destino parece que se lo proporciona.


-¿Y crees haber resuelto definitivamente el problema?

-El problema salió resuelto hace tres años del laboratorio. Muchos españoles han visto en el Bois de Bolonia, en París, correr el automóvil de pruebas a noventa y seis kilómetros por hora, con una consumición de esencia inferior a la actual, conseguida con el nuevo petróleo, que resulta a un precio infinitamente más bajo que el que hoy se consume.


-Después de esa prueba, ¿que impresión tienes del invento?

-En el extranjero ha levantado una gran polvareda. En el ambiente diplomático se comenta la creación económica de petróleo por síntesis por un químico español como determinante de la victoria para el caso inmediato de guerra. Dos grupos de naciones me hacen tentadoras ofertas, pero yo espero dar a nuestra querida España antes las primicias de este invento, a sabiendas tal vez de que yo pierda en los otros países lo que tengo derecho por divulgación forzada... ¡Pero yo soy así!


-Por tanto, ¿qué representa este invento para España?

-Pues la mayor conquista que haya hecho en los tiempos modernos. Las primeras materias, características del suelo español, serán vendidas a Europa como materia prima, y eso representa una inyección de riqueza en la economía patria, transformando la nación en todos los aspectos dentro de breves años.


-¿Estás satisfecho de las gestiones realizadas en Madrid?

-He sido muy bien y rápidamente atendido por el Gobierno de la República. A la mañana siguiente de llegar, acompañado de mi socio, sr. Puig, y del agregado militar de la Embajada de España en París, sr. Navacerrada -un patriota y un diplomático de cuerpo entero-, el presidente del Consejo de Ministros nos recibió y ordenó la formación de una comisión de técnicos que, según noticias oficiales, ya se habían reunido. Confío hallar en la comisión de técnicos el cariño por la ciencia española (...).