NOVEDAD EDITORIAL

Cristina Grande recrea los secretos de su álbum familiar en casi cien artículos

La escritora publica 'Agua quieta' (Col. Vagamundos), que presentó ayer en Bodegar, y 'Lo breve' (Tropo).

Cristina Grande, ayer, durante la presentación de 'Agua quieta' en Bodegar.
Cristina Grande recrea los secretos de su álbum familiar en casi cien artículos
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Cristina Grande (Haro, La Rioja, 1962; en algunos de sus libros dice que ha nacido en Lanaja) ha ido sembrando los retazos de su recuerdos en varios libros: en los relatos de 'La novia parapente' y 'Dirección noche' (publicados por Xordica) y, sobre todo, en su novela 'Naturaleza infiel' (RBA, 2008). De algún modo, la escritora a lo largo de todos estos años ha ido redactando una suerte de miniaturas, mágicas e intimistas, cotidianas y turbadoras, en sus artículos en HERALDO, que acaban de ser recogidos en dos libros: 'Agua quieta' (Traspiés. Colección Vagamundos), que se presentaba ayer en Bodegar en compañía de la subdirectora de HERALDO Encarna Samitier, y 'Lo breve' (Tropo), un volumen que verá al luz el próximo día 5 en la Feria de Huesca. En total son 90 piezas, muy distintas y complementarias.

Lanaja: secretos de familia

Dice Cristina Grande: "Agua quieta' recoge 36 artículos o columnas, que aparecieron en su mayoría en la edición de HERALDO de Huesca, y están muy vinculadas a mi familia: mi abuela, mis abuelos, mis tíos abuelos, mi madre y mi padre. Es como un álbum familiar. De algún modo, es un libro rural: aquí está Lanaja, el campo, el paisaje. Vuelvo a aquella frase que aparece en algunos de mis libros: 'las tardes de verano eran interminables".

Cristina dice que no tiene una técnica exactamente para componer un artículo, sino que opera como un arqueólogo o un paseante que se interna en un paraje de su pueblo, El Olivar, y se pone a buscar retazos, trozos de cerámica con el quimérico afán de recomponer un cántaro, un plato, "aunque esos trozos que rescata sean pequeños, ínfimos, casi invisibles". Confiesa Cristina que lo que ha hecho con ese libro "es algo que forma parte de mi propia escritura en todas mis ficciones: la reconstrucción de mi memoria. En este volumen, ilustrado por la granadina Esperanza Campos, hay muchos muertos. Es un libro elegíaco, nostálgico, que tiene la voluntad de perpetuar una herencia, los secretos de familia".

Para ella, 'Agua quieta' es un libro narrativo, intimista y descriptivo, un libro de estados de ánimos, de personajes y de objetos, "de enumeración de cosas". Los personajes brillan con luz propia, como su abuela Adoración, que era como una rebelde, una contadora de historias y una fumadora de cigarrillos turcos. Como su tío Jesús, como la tía Esperanza, obsesionada por los olores.

De María Anoro a Ramón Acín

O María Anoro, "la mejor planchadora del mundo", una criatura que conocía a la perfección la vida de las casas. "María Anoro ayudaba mucho a mi madre. Era una mujer sin apenas estudios, pero muy inteligente. Era como una especie de asistenta, discreta y callada, que no hablaba nada. Una tumba. María encarnaba la calma, el sosiego, frente a todas las demás mujeres, que éramos un manojo de nervios".

Cristina Grande introduce otras obsesiones suyas: los libros de Natalia Ginzburg, en concreto una biografía de Anton Chejov, la huella de George Orwell en España y especialmente en la provincia de Huesca, la historia de la enfermera Agnes Hogdson, que salvó vidas en tierras monegrinas, también habla de las flores negras, y evoca a Radio Futura y Santiago Auserón, y, en particular, de un tulipán negro que le compró a su abuela en Ámsterdam. "También hay un cuento sobre una estancia en Escocia: allí soñé con los Monegros y le doy la forma de una ficción surrealista", indica. 'Agua quieta' se presentará en Madrid el próximo jueves con su editor José Antonio López.

'Lo breve' (Tropo) es un conjunto de 54 textos que tienen mucho que ver con su propia biografía. "Yo me paso y me he pasado muchas horas en la farmacia, y he oído todo tipo de historias, sobre todo historias tristes, muy tristes. Por eso empecé a escribir, para contrapesar tanto infortunio. 'Lo breve' es un conjunto más misceláneo, más circular, en el cual tampoco avanzo mucho. Yo soy como el perro trufero que busca las trufas en zigzag y escarba y escarba". En 'Lo breve', hay dos temas casi obsesivos como los bienes y el agua, pero también habla de las pajaritas de Ramón Acín, por ejemplo.

"Podríamos decir que es otra reconstrucción de la memoria y del presente", reconoce y dice que dos de sus articulistas favoritos son Javier Marías y Elvira Lindo.