LIBROS

Antón Castro: "'Vivir del aire' es una declaración de intenciones y una declaración de amor"

Gallego, afincado en Aragón desde hace décadas, acaba de publicar un poemario, 'Vivir del aire' (Olifante), que presenta hoy en el Teatro Principal, junto a Amparo Martínez y Daniel Nesquens.

Antón Castro, durante uno de sus paseos
Antón Castro: "'Vivir del aire' es una declaración de intenciones y una declaración de amor"
JOSÉ MIGUEL MARCO

Llegó a Zaragoza huyendo de la mili. "Tenía 18 años y me encerré en una buhardilla: quería ser poeta. Poeta gallego. Aprendí a escribir a máquina cuando trabajaba de camarero y un día descubrí la narrativa".

¿Es usted poeta, novelista, periodista?

La poesía forma parte de mi vida desde la adolescencia, cuando estudiaba Electrónica. Soy lo que soy porque descubrí a Neruda, a Bécquer y a Lorca. Escribí tres o cuatro libros de poemas en gallego. Solo publiqué un poema: 'Biografía del ahogado', se titulaba. El poemario tenía un título prometedor: 'La playa de los ahogados', y era una crónica del mar, de naufragios, de amores imposibles, de noches de plenilunio. Entonces compraba todos los libros de poesía del mar que encontraba. Era coleccionista de poemarios marinos. Luego estuve mucho tiempo sin escribir poemas. Publiqué algunas cosas en una antología de 1990: 'Penúltimos poetas de Aragón' (DPZ). Y metí la poesía en mis relatos, novelas o textos de otro tipo. Incluso en el periodismo. Para algunos soy un narrador impregnado de poesía, para otros un poeta metido a narrador. Con 'Vivir del aire' he recibido más e-mails que con ninguno de los libros, y esta idea se repite mucho en ellos.

'Vivir del aire' es el título de su poemario, ¿es también una declaración de intenciones?

Sí que lo es. A mí me sugiere ir conduciendo y escuchando la radio. Y veo el cielo y los paisajes, eso me vuelve loco. Es como si recuperase algo que está en mi raíz. También me ocurre al caminar, trato de atrapar ese mundo que está lleno de sensaciones y de otros textos de otras gentes. A veces uno está agobiado, pero al final lo importante es el deseo de vivir. Y el aire encarna la exaltación de la vida. Otro móvil decisivo del libro es el amor: el sueño de amor, la locura de amor, el deseo, y también es una declaración de amor a la escritura y a los lugares donde ahora vivo: Zaragoza y sus calles, como Pabostría, el Canal Imperial o Garrapinillos, con esos depósitos que son como faros o palomares abiertos a los vientos. Y donde he vivido, como Teruel y provincia.

Este no es un libro de poesía al uso, abunda la prosa.

Siempre me ha gustado mucho el poema en prosa. O la narración enmascarada con imágenes poéticas. Sucede en varios relatos: en esa vindicación del fantasma de Arana, en la historia de amor del fotógrafo Cepero. Ahí tenía en la cabeza, en estas formas, a Vicente Aleixandre y su 'Pasión de la tierra', a 'Ocnos' de Luis Cernuda, a 'Las cosas del campo' de Muñoz Rojas y la lírica de Juan Ramón Jiménez, a quien se le rinde un homenaje. El libro es como un álbum del camino del paseante. Se confunde con la naturaleza, evoca, denuncia, se estremece, y termina casi igual, con un tratado de intenciones. Es un libro muy narrativo: te invita a entrar en él y a quedarte.

Escribe, lee, hace televisión, presenta libros, entrena al fútbol, ¿cuántas horas tiene su día?

No lo sé. No tengo agenda. Soy un organizado en el desorden. Creo mucho en la cabeza, aunque a veces tengo despistes. Me dicen que mi cabeza es como un Google. Soy muy entusiasta y obsesivo. Pero nunca me cuestiono si me va a dar tiempo o no. No pienso mucho en el tiempo, y hay días que voy a ver los partidos de fútbol de mis hijos, aunque ya no entreno a su equipo. Siempre busco momentos para mí. El tiempo es un don que está ahí, es como el aire. Si lo pienso, me agobio. Y, en caso de apuro, se puede trampear un poco.

Por sus manos pasa prácticamente todo lo que se publica en Aragón, ¿cómo ve el panorama literario en estos momentos?

Yo no lo leo todo, pero sí hago una ojeada o le encargo a gente que lo haga. Creo que estamos en un momento muy bueno. Hay un montón de autores en todos los géneros -novela negra, ficción e incluso poesía- y a lo mejor no hay muchos libros maravillosos, pero sí una corriente muy interesante y plural. Creo que ha pasado algo importante. Esta es una comunidad pequeña pero muy activa y muy vital. Este es un momento que ha sido tan poderoso y arrollador que ha superado la capacidad de reacción de las instituciones.

¿Ya está trabajando en algún título nuevo?

Después de haber hecho este libro, se me ha colado un hilo, que es el relato corto y los poemas en prosa con un nexo: el amor. Son historias de distintos personajes, la mayoría existen. En una conversación surge un tema y yo soy un poco vampiro de la realidad. Es un diálogo entre el hombre y la mujer, que se produce a través de historias breves de amor. Pero de repente me he estancado.

¿Y qué hace cuando eso ocurre?

Pues tienes que insistir. El escritor es una persona que se sienta todos los días a escribir. Pero es verdad que hay momentos de especial luminosidad. Yo soy muy intuitivo y con una pequeña idea salgo como un cazador a desarrollarla.