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Amaral se anuda el cachirulo dos noches en Londres

La banda zaragozana retoma los directos con una doble actuación en la sala Scala. Entre el público, ejecutivos de discográficas que aspiran a distribuir su próximo disco.

Amaral, en el escenario de la Scala londinense
Amaral se anuda el cachirulo dos noches en Londres
JUAN PÉREZ-FAJARDO

Pocos sueños musicales les quedan por desprecintar y materializar a Eva Amaral y Juan Aguirre. Desde sus anónimos y modestos comienzos han erigido piedra a piedra una admirable carrera casada con el éxito masivo. Habían conquistado Nueva York, Toronto, Hannover, Chicago, Varsovia o Austin pero se les resistía Londres, la meca del pop, la cuna de un ejército de artistas que veneran. El pasado domingo saciaron este deseo urgente y colgaron el ‘sold out’ en la Scala londinense, repitiendo actuación el día siguiente. Fue un pequeño gran triunfo personal y profesional que no se esforzaron en disimular.


La Scala es una sala emblemática en la escena de la capital inglesa, a escasos metros de la estación de King’s Cross. Por el escenario de este antiguo cine señorial han desfilado mitos tan insondables como Iggy Pop y sus atronadores Stooges. Por esa puerta legendaria se coló la banda aragonesa. El aforo de 1.200 espectadores se completó con semanas de antelación. El público, español en su práctica totalidad, abarrotó todos los espacios disponibles: la pista, las escaleras y los laterales.


Entre los asistentes también se hallaban importantes miembros de diferentes sellos discográficos, multinacionales e ‘indies’, pendientes de la decisión del grupo para la distribución de su próximo álbum, previsto para otoño. La elección definitiva podría producirse en unas semanas.


Con puntualidad británica, a las 20.30, ingresó Eva en el escenario al son de ‘Venus in furs’, de la Velvet Underground. De negro riguroso; vestido, pantalón de piel y zapatos de tacón. Junto a ella, una guitarra acústica que acarició para lanzar una premonitoria ‘Esta noche’. Susurró: «Nada puede salir mal esta noche y en este lugar». Así fue. Paulatinamente se unieron Juan Aguirre, la batería, el bajo, otra guitarra...


Tras acometer ‘Concorde’, estalló la bomba de ‘Kamikaze’ y la concurrencia capituló. Aguirre regaló un guiño con una novedosa introducción por la que irrumpió poderosa la cantante. Una excitación prolongada con otra bala del calibre de ‘Moriría por vos’. Ya no se podía detener aquel expreso con rumbo al planeta felicidad.


No era una noche para la contención y Amaral extrajo del arcón su colección de himnos, desde ‘Cómo hablar’, ‘Sin ti no soy nada’ (Eva concluyó el tema de rodillas) o ‘Días de verano’. Antes de abordar ‘Esperando un resplandor’, una composición de estreno, la zaragozana se confesó a la audiencia: «Toda la vida me hacía mucha ilusión decir “Buenas noches, Londres”. Es una ocasión muy especial».


La cercanía del día del recital a la celebración del patrón de Zaragoza deparó otro momento entrañable. Al retornar al escenario para interpretar el bis ‘Estrella de mar’, unos espectadores lanzaron unos cachirulos que Eva, como buena maña, anudó a su micrófono. Incluso se oyó un «San Valero».


La despedida, con ‘Revolución’, certificó la jornada de gloria. Toda la banda, cual victorioso quinteto, recogió sus trofeos en forma de ‘oés’ y palmas. Un alimento universal.