Un programa de radio de... ¡tres días!

Francino, Lucas o Herrera se pegan cinco o seis horas diarias en la onda y en las ondas, pero nada comparado con estos dos. Sergio Brau y Fernando Carruesco lograron ayer batir una difícil marca: la del programa radiofónico más largo con los mismos presentadores. Los anteriores eran rusos y se mantuvieron en antena 52 horas. Sus sucesores han estado 60. Y son de Huesca. Su hazaña se ha podido seguir por Inforadio, la emisora de la Universidad Complutense de Madrid, donde estudia, o lo ha hecho, todo el equipo del magacín. Se han enfrentado a la falta de sueño, pero también a unos duros requisitos: ambos debían decir algo, aunque fuera asentir, una vez por minuto. Y los descansos se limitaban a cinco minutos cada hora, acumulables durante el día.

La idea se le ocurrió a Fernando, que cursa 5º de Periodismo. En su programa de las mañanas en Inforadio, comentó un récord Guiness y él también quiso intentar uno. «En Internet encontró este y debió de pensar a qué pirado llamar», contó Sergio, durante una de sus escasas paradas. Los dos locutores se conocieron hace años, precisamente, en un estudio de radio. En el de Hit FM de Huesca, donde Sergio Brau ejerce de redactor deportivo. Y se convirtieron en pareja artística, antes de que el segundo se marchara a Madrid a estudiar. «Le agradezco que se acordara de mí. Me dijo que confiaba en que le animaría si flaqueaba, pero ¿y si flaqueaba yo?», se preguntó Sergio, en mitad de su maratón.

Afortunadamente, nada de esto pasó y hoy pueden presumir de título, después de tres meses de laboriosa preparación en los que lograron convencer a Fangoria, Pepa Bueno, Vicente del Bosque, María Escario... Y alguna sorpresa que llegó sobre la marcha. «El lunes, vino Dani Mateo a estar 20 minutos y se quedó dos horas. Sacó la agenda y empezó a llamar a Miki Nadal, a Florentino Fernández...». Y, en la noche del martes, recibieron a Matías Prats, que se presentó tras su informativo para apoyarles.

Además, un equipo de casi 200 personas ha velado por ellos, desde los técnicos que bailaban para que no se durmieran hasta los médicos que los mantenían hidratados y que les recomendaron no echarse ni una cabezadita si querían cumplir su objetivo. Y, en el grupo de producción, otra oscense, Ana García Andreu, que a mediodía de ayer se mostró feliz de contribuir al éxito del proyecto, aunque aún quedaran seis horas para acabar y no pudiera relajarse. «Es una locura, pero, al menos, ya está conseguido», se felicitó, ella sí, casi sin voz.