En este tipo de producciones, el asesor histórico suele salir mal parado...

Espero que no en esta. Mi trabajo consiste en señalar los posibles errores e incorrecciones históricos del guión y proponer los cambios necesarios para solventarlos. Pero la decisión última de cada aspecto concreto corresponde al director. Se trata de una serie de ficción y, por lo tanto, se toma ciertas licencias. Además, hay cosas difíciles de corregir.

¿Por ejemplo?

La novela arranca con la violación de una novia realizada por un señor feudal que invoca el derecho de pernada, algo que nunca existió. Era imposible cambiar eso sin alterar sustancialmente el desarrollo de la historia. Pero, por el contrario, hemos corregido aspectos históricamente incorrectos, como la famosa expresión de ‘corona catalanoaragonesa’. Todo se está cuidando al máximo.

La serie se desarrolla en un momento del que no se tiene mucha información visual.

Se desarrolla entre el segundo y tercer cuarto del siglo XIV, en el reinado de Pedro IV el Ceremonioso. Quizá no tengamos mucha iconografía del monarca, pero creemos que las hechuras de sus ropas eran muy parecidas a las de los pobres. La diferencia era en los materiales, los adornos y los enriquecimientos.

La elección del armamento también se ha cuidado.

En la mayoría de las series de época el 90% del armamento es estocaje de almacén, y ahí te encuentras desde restos de ‘El Cid’ de Charlton Heston a cosas del estilo de ‘Conan el Bárbaro’. Aquí se ha intentado que el armamento sea lo más adecuado posible a la época. No todo es perfecto, claro, pero esta producción no tiene nada que ver respecto a ninguna otra: se han fabricado cincuenta escudos para que sean los de la época; el espectador podrá ver armas curiosas que no se han visto casi nunca, como bardiches, fausales o bracamartes, que eran muy populares en la época. La ballesta que lleva el protagonista, Arnau, es una réplica a nivel de museo... Todo el armamento que se utiliza es nuevo, salvo quince espadas. Se han fabricado muchas cosas: decorados, pergaminos, el trono del rey. Se escaneó la iglesia y se hizo una réplica a escala 1/1.

Cada vez es mejor la ambientación de las series españolas.

En Francia o Gran Bretaña nos dan 100 vueltas en esto. Pero series como ‘Isabel’ o ‘Carlos, Rey Emperador’ han dado un importante salto cualitativo. ‘La catedral del mar’ aún va a dar un salto mayor. En todo. Por ejemplo, en muchas series españolas las secuencias se ven pobres porque hay escasez de figurantes, no hay los suficientes extras como para hacer creíble una escena. Aquí no, en cada una está la gente que se necesita. En muchos sentidos, la serie es espectacular.