Google recuerda a René Laënnec, el médico que inventó por vergüenza el estetoscopio

Sentía vergüenza al acercar su oído al pecho de los pacientes e impulsó el uso de un cilindro.

La idea del estetoscopio la obtuvo un día que observó a unos niños jugando.
Google recuerda a René Laënnec, el médico que inventó por vergüenza el estetoscopio
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Google dedica este miércoles, 17 de febrero, su doodle a recordar el 235 aniversario del nacimiento de René Théophile Hyacinthe Laënnec, el médico francés al que la vergüenza que sentía al acercar su oído al pecho de las pacientes, impulsó a idear el uso de un cilindro de plástico que daría lugar al nacimiento del estetoscopio.


Este cirujano francés descubridor de la auscultación, y nacido en la Bretaña francesa un 17 de febrero de 1781, tuvo la idea de construir un aparato con el que examinar a sus pacientes sin necesidad de tocarlos.


Hijo de un abogado con aficiones literarias, su madre murió cuando tenía seis años de edad por lo que se trasladó a vivir con su tío abuelo el Abbé Laennec. A los 12 se fue a Nantes, donde su tío, el doctor Laennec enseñaba en la facultad de medicina, y a los 19 viajó becado a París a la Escuela Médica para iniciar los estudios de medicina, en los que pronto se distinguió.


Laënnec llegó a ser estudiante de Corvisat, el gran médico de Napoleón quien había introducido de nuevo el abandonado método de Auenbrugger, en términos de diagnosis por percusión del pecho.


Corvisart le enseñó la percusión para diagnosticar problemas torácicos y Laënnec mejoró este método al colocar su oído directamente sobre el tórax del paciente, logrando identificar así sonidos normales y anormales del corazón y del sistema respiratorio. Una vez graduado, trabajó en el Hospital Necker de París, donde fue nombrado jefe en 1816.


El otoño de ese año sería clave en la vida de Laënnec y en el desarrollo de la medicina moderna. Según la revista Galenus, aunque existen muchas versiones diferentes, en esencia todas reflejan dos problemas que debieron haberlo inducido a inventar el estetoscopio.


El primero, la necesidad de obtener más información para lograr mejores diagnósticos y, por otro lado, poder disponer de un método más cómodo, ya que la auscultación pegando el oído al paciente era incómoda para el médico y el enfermo. Además, había factores limitantes al examinar a las mujeres, relacionados con su intimidad, y el pudor y recato del doctor. Observó a unos niños jugando

Según se dice, la idea del estetoscopio la obtuvo un día que observó a unos niños jugando y acercando sus oídos a un pedazo largo de madera y escuchando los golpes que le daban otros niños al otro extremo del palo. Esa observación la tuvo presente cuando, más tarde, tuvo que examinar a una mujer joven con un problema cardiaco.


Debido a la cantidad de grasa, la percusión era limitada y la posibilidad de pegar el oído a su pecho no era aceptable debido a la edad y sexo de la paciente.


Recordando a los niños con la madera, enrolló unas hojas de papel formando un tubo, uno de cuyos extremos puso en el pecho de la mujer y el otro en su oído. Su alegría fue grande al confirmar que podía escuchar los sonidos cardiacos, incluso mucho mejor y de una manera más clara que pegando el oído.


Ese mismo día, mandó a hacer un instrumento en madera, de unos 30 centímetros de largo y 4 de diámetro, con un canal central de 5 milímetros y los extremos en forma de cono. Había nacido el estetoscopio y el inicio de la era del empleo de los métodos diagnósticos para complementar la información tradicional.


Además de estas contribuciones, Laënnec hizo estudios en patología, especialmente en enfermedades del hígado, y fue el primero en darle el nombre de cirrosis a la peculiar forma de aspecto disfuncional del hígado. La cirrosis debida al alcoholismo es frecuentemente mencionada en sus trabajos.


Pero en tiempos en que no se sabía lo altamente contagiosa que es la tuberculosis, la contrajo mientras trabajaba con esta enfermedad y murió a la edad de 45 años, un 13 de agosto de 1826.


René Laënnec es así reconocido como el padre de la neumología moderna y muchos historiadores lo consideran como una de los médicos clínicos más importantes de todos los tiempos.


Como hombre, fue descrito como "increíblemente polifacético, buen filólogo, músico, cazador, dibujante, grabador y administrador, además de ser un genio médico y un hombre bueno".

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