Motivos y momentos para compartir con optimismo

La cordialidad y la alegría podían palparse ayer en la recepción de los anfitriones a las autoridades, premiados e invitados que tuvo lugar en el exterior de las instalaciones de HERALDO DE ARAGÓN en Villanueva de Gállego. Es este un momento en el que se aprovecha para felicitar a los galardonados y para comentar los temas de actualidad en la Comunidad.

La noche de entrega de los Premios Heraldo estuvo marcada por el optimismo ante la espera de tiempos mejores. La recepción de los invitados previa a la gala constituye un auténtico termómetro en el que se palpa el estado anímico de la sociedad aragonesa, que se ve reflejada en los comentarios de numerosos representantes políticos, empresariales y de otros ámbitos, como las finanzas, la cultura o la universidad.


Así, uno de los temas más comentados fue el de la candidatura de Huesca para conseguir ser designada capital española de la gastronomía 2015. La capital oscense tiene puestas muchas esperanzas en llevarse el título el próximo día 17 de octubre, como ponía de manifiesto la alcaldesa, Ana Alós, a los muchos invitados que le mostraban su apoyo y solidaridad. Ese apoyo se está traduciendo, de hecho, en numerosas adhesiones de instituciones, empresas, personalidades y colectivos implicados, así como en la concreción de un calendario de actividades "que valdría la pena llevar a la práctica durante todo el año que viene aunque no se consiga la designación", por los positivos efectos que conllevará en los sectores turísticos y gastronómicos implicados, según Alós.


Otros de los invitados más efusivamente saludados eran los componentes de la representación del Real Zaragoza, entidad que ha hecho reverdecer la ilusión de miles de seguidores del equipo. El presidente, Christian Lapetra, destacaba en los corrillos que se trabaja con optimismo, aunque también con realismo, en pos del ansiado ascenso.


Y las felicitaciones, por supuesto, se concentraban en los dos premiados, José Manuel Blecua y Guillermo Fatás, dos eminentes zaragozanos que ya tenían muchos puntos en común en sus respectivas trayectorias y que ahora se sienten "hermanados" por un galardón que les ha llenado de orgullo y que les hace sentirse profetas en su tierra. Por ellos y por los esperanzadores retos que se vislumbran en el futuro inmediato, brindaron los invitados con el exquisito cava que se sirvió durante la recepción, que estuvo al mismo nivel que la cena servida por el personal del grupo El Cachirulo.