Zaragoza vivirá hoy un día histórico con el inicio del abastecimiento íntegro, aunque provisional, desde el embalse de Yesa. En torno a las 10.00, la empresa estatal Acuaebro empezará a suministrar a la ciudad unos 2.000 litros por segundo de agua de calidad del Pirineo, lo que permitirá que la capital aragonesa pueda prescindir del Canal Imperial -o lo que es lo mismo, del Ebro- después de haber bebido de ese cauce durante 225 años.

No obstante, los zaragozanos tendrán que esperar unos días para poder percibir la mejora que experimentará el agua de sus grifos. Como en los depósitos y en las tuberías de la red municipal hay almacenados unos 480 millones de litros, la llegada del agua cien por cien de Yesa no se notará inmediatamente, sino que habrá que esperar a que todo ese volumen de agua se renueve poco a poco.

Conforme los caudales actuales se vayan consumiendo, el porcentaje de agua del Pirineo presente en la red irá aumentando. Según los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza, en las zonas más próximas a la potabilizadora de Casablanca -Universidad, Delicias, Vía Hispanidad...- la mejora del suministro se notará claramente en dos o tres días. Por contra, en las áreas más alejadas, y en especial en barrios rurales como Casetas, Peñaflor o La Cartuja, el proceso puede durar hasta una semana.

En cualquier caso, los responsables de la red destacan que para que los análisis de calidad reflejen toda la mejora que se producirá con el abastecimiento íntegro desde el Pirineo habrá que esperar incluso meses. "Hay que tener en cuenta que en las tuberías y en los depósitos todavía hay cal acumulada que se irá limpiando poco a poco -comentan los técnicos municipales-. Por eso aunque pasen varias semanas los parámetros seguirán mejorando".

Provisional, pero con alternativas

Tal y como sucedía hasta ahora, el suministro desde Yesa seguirá siendo provisional y no se convertirá en definitivo hasta que entre en servicio el recrecimiento de Yesa -como pronto en 2016-. No obstante, si la falta de excedentes del sistema de riegos de Bardenas obliga a interrumpir ese abastecimiento, Zaragoza cuenta con una segunda alternativa: el embalse de La Loteta. El pantano construido en las inmediaciones de Gallur almacena ya unos 60 hectómetros cúbicos de agua de calidad intermedia -peor que la del Pirineo, pero mejor que la actual-.

Por tanto, los caudales del Canal Imperial quedarán como tercera fuente de suministro por si hay averías, sequías, vertidos... Además, el Consistorio recuerda que esos caudales de peor calidad y más baratos que los de Yesa pueden ser utilizados por grandes industrias que quieran instalarse en el área metropolitana. También se está estudiando su uso para producir energía mediante un pequeño salto hidroeléctrico que se construiría entre la potabilizadora de Casablanca y el Ebro.

En cuanto al coste que tendrá el nuevo suministro, los técnicos municipales explican que el precio total del agua de boca -incluida la reserva del Canal - pasa de l,8 millones en 2008 a 3,4 este año y 4,5 el que viene. No obstante, como en 2009 ya se ha subido el recibo, el consejero saliente de Infraestructuras, Jerónimo Blasco, aseguró hace unos días que esos 2,7 millones de diferencia se podrán terminar de cubrir con otro incremento del 2% en 2011.

Además, hay que recordar que, cuando Yesa esté recrecido y la garantía de suministro sea absoluta, el recibo del agua que pagan los zaragozanos tendrá que incorporar los costes de amortización de todas las obras hidráulicas ejecutadas para hacer realidad el nuevo suministro. A cambio de todas estas subidas, el Ayuntamiento calcula que cada familia puede ahorrarse hasta 400 euros al año en agua embotellada y averías.

Otros 33.000 beneficiados

El inicio del abastecimiento íntegro desde el Pirineo también beneficiará a otros seis municipios del entorno de Zaragoza que en total suman más de 33.000 habitantes empadronados. Utebo, Villamayor, La Puebla de Alfindén, Pastriz, El Burgo y Fuentes de Ebro tienen sus redes conectadas a la de la ciudad, por lo que están abocados a beber la misma agua que sus vecinos de la capital.

La explicación es que para dotarlos de un suministro de calidad era mucho más fácil -y barato- abastecerlos desde Zaragoza que tener que construir nuevas tuberías. Estas localidades pagan a la empresa Acuaebro el agua que consumen, pero además tienen que abonar al Ayuntamiento zaragozano otra cantidad por el proceso de potabilización.