Barrios

Más de cuarenta años de movimientos vecinales

A pesar del paso del tiempo, las asociaciones de vecinos, según la FABZ, siguen manteniendo una condición común: "La de ser espacios de participación y de convivencia ciudadana".

Las asociaciones de vecinos han pasado en cuatro décadas de reunirse en las parroquias del barrio para tratar los problemas sociales de sus vecinos a convocar manifestaciones en las redes sociales, creando sus propios blogs o grupos en Facebook para darse a conocer entre sus vecinos. Pero sin duda, la filosofía para unos y para otros continúa siendo la misma: defender los derechos de sus vecinos para lograr su bienestar. Pero la manera de hacerlo ha cambiado mucho y las propias agrupaciones han ido adaptándose a los nuevos tiempos.


Es a finales de los años 70 cuando las parroquias de los barrios se convierten en sedes oficiales de grupos de obreros y jóvenes que, alentados por agrupaciones cristianas de base, se reúnen para tratar los problemas de sus barrios, formando clubes juveniles y fomentando actividades culturales. Son las primeras agrupaciones que, bajo el nombre de Asociaciones de Cabezas de Familia, quedaban reguladas, entonces, por la Secretaría General del Movimiento. La primera en constituirse fue la del Picarral, en 1970, y poco después la del barrio Oliver. A partir de ese año se van formando asociaciones en casi todos los barrios de la ciudad como Delicias, Venecia, Torrero, Las Fuentes, La Almozara, San José, La Jota…, hasta que en 1975 se forma la del Casco Viejo bajo la ya conocida denominación de Asociación de Vecinos.


Son años de las reivindicaciones más elementales como urbanizaciones de calles, agua y vertido, alumbrado, asfaltado, colegios, ambulatorios… Unas peticiones que comenzarán a hacerse realidad, después de mucha lucha, en la década de los ochenta, con la llegada de los ayuntamientos democráticos. A pesar de los problemas que por aquel entonces se seguían imponiendo al movimiento vecinal, continuaron fundándose más asociaciones en los barrios de nueva creación como las del Actur, Bozada-Universitas o Vadorrey.


Así hasta llegar a las “alrededor de 120 agrupaciones” que, según Félix Moreno, presidente de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), hay en la capital aragonesa. “Todas las asociaciones tienen un doble perfil. Por un lado, el reivindicativo. Y, por otro, la prestación de determinados servicios para el barrio como actividades culturales, formativas…”, dice Moreno.La financiación

Pero, ¿cómo se financia este tipo de agrupaciones? “Cada asociación cuenta con una subvención económica por parte del Ayuntamiento de Zaragoza que depende de cada barrio, en función de la cantidad de vecinos y de lo mayor o menor que sea el distrito. Esa partida económica, que ha de repartirse entre las asociaciones existentes en el barrio, sumada a las aportaciones de los socios, son el capital con el que cuenta cada agrupación para financiar sus actividades durante un año”, explica Félix Moreno. Cómo y en qué se invierte ese importe lo decide la junta, formada por el presidente, vicepresidente, secretario y tesorero de la asociación. “El número mínimo, según la ley, para formar una agrupación vecinal es de tres socios”, apunta el presidente de la FABZ.


“A partir de ahí y en función de las personas que representen a una asociación puede haber responsables de Cultura, de Urbanismo, de Medio Ambiente… Eso ya depende de cada grupo y de las comisiones de trabajo que en ellos se creen. Para la buena gestión de cada asociación también se crean unos estatutos y un reglamento de funcionamiento interno. Hay que tener en cuenta que, actualmente, hay agrupaciones que incluso gestionan las Casas de Juventud de sus barrios”, explica Moreno.


Y es que, según la FABZ, “todas las asociaciones mantienen esa condición común que han mantenido a lo largo de su historia: la de ser espacios de participación y de convivencia ciudadana. Centros abiertos a todos, a los que cualquier vecino puede acudir para expresarse, para hacer oír su voz sobre los problemas del barrio o de la ciudad en general. Al fin y al cabo, lugares para aquellos que quieren participar directamente en mejorar las condiciones de vida de sus barrios y de su ciudad”.