Más de 10.000 firmas para que Concha, interina con esclerosis, trabaje más cerca de Zaragoza

Esta mujer tiene plaza en Ateca y Caspe y pide tener un empleo "sin poner en riesgo mi salud".

Concha Blasco
Concha Blasco

Concha Blasco sufre desde hace casi 5 años escleorisis múltiple -afección por la que de manera progresiva se pierde la sustancia que recubre los nervios y permite el movimiento del cuerpo-. Una enfermedad que, aunque no le imposibilita seguir trabajando como profesora, sí que se convierte en un impedimento cuando tiene que irse a vivir a Teruel o estar todo el día en la carretera para poder desempeñar su labor. Por ello, con una discapacidad reconocida del 48% ha decidido realizar una petición de ayuda a través de la página web Change.org. De momento, en dos semanas de existencia ya ha logrado congregar más de 10.300 firmas.


“¿Es diferente una enfermedad cuando la sufre un profesor fijo que cuando lo hace un interino?”. Con esta pregunta comienza su petición, en la que relata alguno de los pasajes de su historia. Esta alcañizana, de 48 años, lleva diez años dedicándose al mundo de la enseñanza como profesora de Formación Profesional de Hostelería y Turismo. Por determinadas circunstancias familiares, no consiguió aprobar las oposiciones que se realizaron hace más de diez años y que no se han vuelto a repetir desde entonces.


Durante este tiempo ha estado trabajando en diferentes centros: Miralbueno, Huesca, Caspe, Borja, Ateca, Valderrobres y Teruel. Su puesto como interina le ha provocado no tener una estabilidad laboral, una situación que viven miles de educadores aragoneses. Sin embargo, todo cambió cuando en 2011 le diagnosticaron esclerosis múltiple. Ella ha intentado llevar una vida “normal” dentro de las circunstancias en las que se ha encontrado y nunca se ha planteado dejar el mundo de la enseñanza. “Es mi vida”, asegura.


Por ello, después de estar estos años viajando por la geografía aragonesa según las plazas vacantes, ha comprobado que no puede seguir con esta situación. “El punto de inflexión fue el curso pasado, cuando tuve que estar todo el año viviendo en Teruel”, recuerda. Durante el primer trimestre, la enfermedad estuvo bastante controlada, sin embargo, debido a los fuertes dolores que sufría y la falta de apoyo familiar -tenía que estar sola en Teruel mientras su marido y sus hijos se encontraban en Zaragoza- tuvo un brote, que le impidió dar clases durante el segundo trimestre. 


“Cuando esto me ocurre tengo que estar de baja porque me afecta al lado izquierdo del cuerpo, me tengo que tomar muchos analgésicos para controlar los dolores y además sufro importantes altibajos anímicos”, recalca. Durante ese año tuvo dos brotes, algo que no le había ocurrido con tanta intensidad cuando tenía a su familia cerca. Ahora, tiene dos destinos diferentes: Ateca y Caspe, dos días en cada uno de ellos. “Los elegí para no tenerme que ir a Teruel otra vez, ya que mi médico me lo desaconsejó totalmente”, subraya.


Por ello, su petición se centra en poder acceder a un puesto más cerca de Zaragoza. En el escrito señala que por su condición de interina “solo tienen derecho a adaptaciones mínimas siempre y cuando no conlleven un cambio de puesto”. Algo que considera que sería diferente si se tratara de un trabajador fijo, “a los empleados públicos en educación se les adaptan sus puestos de trabajo pudiendo acercarlos a sus lugares habituales de residencia”.


No obstante, aún así, según señalan desde algunos sindicatos educativos, tampoco estaría asegurado. “Se puede conseguir un cambio de puesto, pero no es una cosa sencilla y, a veces, incluso el personal fijo lo tiene muy complicado”, subrayan.


Por ello, el Justicia le ha propuesto a la DGA una solución alternativa: “Poner un cupo de plazas con prioridad para las personas con problemas funcionales”. Una sugerencia que fue enviada al Gobierno de Aragón hace casi un mes y por la que todavía se espera una respuesta. De hecho, en el informe elaborado por este organismo se recuerda que existen otras comunidades como Madrid, Murcia y Andalucía, donde se han dado y solucionado casos similares al de Concha.