Las bibliotecas zaragozanas pierden más de 20.000 socios en los últimos dos años

El número de usos desciende ligeramente, pero crecen las personas que acuden a actividades.

Cartel informativo en la biblioteca María Moliner
La biblioteca María Moliner de Zaragoza
P.F.

El número de socios de las bibliotecas municipales zaragozanas no ha hecho más que descender durante los dos últimos años. De hecho, según las memorias publicadas por el Patronato Municipal de Educación y Bibliotecas, los asociados han caído en casi un 30% desde el año 2012, cuando se consiguió el dato más importante: 75.327 usuarios asociados. La bajada ha sido continua, pasando primero por los 68.095 suscriptores reconocidos en 2013 y llegando a los 54.976 que hay inscritos en la actualidad.


Esta bajada comenzó al mismo tiempo que el Consistorio decidió cobrar 4,40 euros por cada carné. Según la ordenanza municipal aprobada entonces, los nuevos socios y las renovaciones tenían que pagar esta tasa, lo que puede haber provocado que algunos de ellos, acuciados por la crisis económica, hayan decidido no hacerse socios o no renovar. No obstante, con la nueva regulación, los poseedores de la tarjeta ciudadana -totalmente gratuita- que lo desearan también se convertían en nuevos asociados.


Por ello, en el momento en el que se les acababa la suscripción, desde la propia biblioteca le comentaban al interesado que tenía un plazo para decidir si renovaba o se hacía la tarjeta ciudadana. Sin embargo, tanto los estudiantes universitarios -hasta este año- como los vecinos de municipios cercanos a Zaragoza como La Muela o Cuarte, que no tienen derecho a la tarjeta ciudadana, se veían obligados a pagar esos 4,40 euros, que ahora se han convertido en 4,50.


“Puede que esta tasa haya influido mínimamente, pero realmente lo que ha afectado al número de socios es la reducción constante de presupuestos que han sufrido las bibliotecas en los últimos años”, señala José Luis Marquina, miembro de la Federación Española de Asociaciones de Archiveros Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas de Aragón (Anabad). El descenso del dinero dedicado a renovar los fondos de las bibliotecas ha provocado que en lugar de los 30.000 documentos nuevos que entraban en 2011, ahora lleguen 20.000.


“La gente ya no tiene las últimas novedades ni de literatura ni de textos técnicos y si las hay, solo se encuentran uno o dos ejemplares, de este modo, puede que hayan decidido dejar de ser asociados pero siguen acudiendo a las bibliotecas”, subraya Marquina. Asimismo señala que el retraso en la implantación de la era digital en estos centros puede haber restado interesados. “Mientras que la gente maneja desde hace algunos años los libros electrónicos, en las bibliotecas todavía se están implantando”, recuerda.


Con este razonamiento se podría explicar que aunque ha menguado considerablemente el número de socios, no ha ocurrido lo mismo cuando se habla de usos de las bibliotecas zaragozanas. Según los datos presentados, en 2012 se superó el millón y medio de usos, mientras que un año más tarde, disminuía en poco más de 100.000, aunque en 2014 volvía a recuperar aire. En total, la reducción se sitúa alrededor del 6%.

Menos préstamos y más actividades

De este modo, todas las acciones relacionadas con la necesidad de tener un carnet de socio han descendido más de un 10% en los dos últimos años. Esto se traduce en menos préstamos, menos reservas de libros y por supuesto, en un menor uso de los espacios dedicados a navegar por internet. Por el contrario, aquellas actividades para las cuales no es necesario pagar la tasa de 4,50 euros ni tener la tarjeta ciudadana han ido subiendo de manera constante.


Cada día más gente acude a las bibliotecas zaragozanas a consultar algún libro y a estudiar, en concreto, entre ambos suponen más de una tercera parte de los usos que se hacen de estos centros. No obstante, la utilización que más ha crecido estos años ha sido la de las actividades realizadas por las bibliotecas. Según reflejan las memorias del Patronato Municipal de Educación y Bibliotecas, a pesar de que el número de actividades se ha reducido ligeramente, cada vez son más los zaragozanos que acuden a ellas, mostrando como las bibliotecas compensan la pérdida ocasionada por los préstamos con otros incentivos.