Árboles caídos y kilos de basura se amontonan en el Soto de Cantalobos tras las riadas

El agua se llevó parte del sendero inicial al que se accede por debajo del puente de Giménez Abad.

Basura en el Soto de Cantalobos
Basura en el Soto de Cantalobos
E. Molinos

Superados los fantasmas de la sequía que acechaban al Soto de Cantalobos hace apenas unos años, el monumental bosque de ribera se enfrenta ahora a nuevas problemáticas. La riada de este año ha dejado de regalo una brotación "magnífica" pero a la vez decenas de árboles arrancados y kilos de basura que cortan el sendero de acceso al Soto.


El agua se llevó consigo parte del sendero inicial al que se accede por debajo del puente de Giménez Abad y dejó el resto prácticamente intransitable.


En la entrada al Soto de Cantalobos termina la mota que delimita el cauce del Ebro a su paso por Zaragoza, así que esta zona supone el primer respiro para el río y no es de extrañar que el agua entre con fuerza cuando se producen grandes riadas. Lo sorprendente es el tamaño de los árboles que ha volcado: monumentales chopos y olmos que en su caída han arrastrado a otros más pequeños y que ahora bloquean los caminos y dificultan el acceso a uno de los espacios naturales más importantes del Cinturón Verde de Zaragoza.


El Soto de Cantalobos es uno de los escasos bosques de ribera que se conservan a orillas del Ebro. Al tener la consideración LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) corresponde al Gobierno de Aragón asegurar la conservación de este espacio, pero desde la institución explican que asegurar su uso público no es competencia de la administración autonómica, ente que además no ostenta la titularidad de los terrenos por los que discurre el camino interior del soto.


Pasados ya un par de meses desde la riada, los paseantes piden la retirada de los desperdicios y que se haga todo lo posible para "evitar que se pierda uno de los últimos puntos verdes centenarios que nos quedan".


Desde la asociación Volunta-Ríos celebran la brotación que ha tenido este año el soto gracias al riego que han supuesto las riadas pero a la vez piden un mantenimiento del sendero interior para que los zaragozanos puedan disfrutar de este rico ecosistema que se conserva tan cerca de la ciudad.