Los detallistas denuncian la «dejadez municipal ante la agonía» que atraviesa el Mercado Central

El plan de reforma del área comercial sigue bloqueado a pesar de que en 2016 expiran las licencias de todos los puestos.
Los minoristas ya han diseñado sus propuestas para modernizar la lonja pero el Ayuntamiento dice no tener prisa

La accesibilidad sigue siendo un problema.
Los detallistas denuncian la «dejadez municipal ante la agonía» que atraviesa el Mercado Central
Aránzazu Navarro

Aunque es poco edificante, ilustra perfectamente el problema: uno de los urinarios masculinos del Mercado Central ha pasado dos semanas obstruido antes de que alguien se acercara a repararlo. Y tampoco corrió mejor suerte la valla de la puerta oeste que un camión de la basura se llevó por delante hace unas semanas. Por no hablar de uno de los elevadores interiores (no de los nuevos montacargas) que ha estado meses estropeado. 


Los detallistas del Mercado Central se cansan denunciar la dejadez y el abandono de las instalaciones, cuyos sótanos se reordenaron en 2007 pero en las que sigue pendiente una ambiciosa reforma del área comercial. Y esta, aunque deseada, parece que no será inminente porque los detallistas crearon hace un año una comisión negociadora para procurar la modernización del Mercado pero ni el Ayuntamiento ni Mercazaragoza (que tiene la encomienda de gestión) se han reunido aún con ellos. «Da la impresión de que quieren que la lonja agonice hasta que caduquen las licencias de los puestos en 2016 y puedan sacarlo a concurso público sin la participación de los detallistas», lamenta Julio Pasamón, dinamizador y portavoz en la comisión de reforma. 


Desde el Ayuntamiento, aunque son conscientes de la necesidad de modernizar el singular edificio de Félix Navarro, dicen que –de momento– no es un asunto prioritario y que tampoco la coyuntura económica y política (prácticamente finales del mandato) es la idónea. Así, no han comenzado siquiera a plantearse asuntos tan relevantes como la financiación de la reforma (que requeriría el apoyo del Ministerio de Vivienda) o la fórmula que se aplicaría durante el cierre provisional de las instalaciones para ejecutar las obras. 


Estas afectarían a la zona comercial (unos 3.380 metros cuadrados) que prácticamente no se ha tocado desde 1986. Hace siete años sí se hizo un lavado de cara general (con trabajos de cantería), se reordenaron los sótanos y se aumentó la capacidad frigorífica. Existía entonces también una propuesta de reforma interior (se disparaba hasta los 24 millones de euros) pero ahora habría que actualizarla a las nuevas necesidades y la situación económica.Involucrar a todos

De momento, la comisión negociadora de los detallistas ha recorrido diversos mercados españoles en idéntica situación para ver cómo han afrontado sus reformas, qué parte de capital han aportado los detallistas y cómo se han organizado las instalaciones provisionales durante las obras. «Se trata de coger ideas y notas de aquellas experiencias, en las que hemos visto cómo se puede modernizar una lonja ensanchando pasillos y creando nuevos servicios como guarderías o áreas reservadas para visitas turísticas», explica Pasamón, recalcando que el edificio del Mercado Central, diseñado por Félix Navarro en 1903, está declarado Bien de Interés Cultural. Precisamente por ser una joya arquitectónica, los detallistas piden a Cultura y Patrimonio, e incluso al Plan Integral del Casco Histórico, que también se involucren no ya solo en la reforma, sino en el mantenimiento de un inmueble que pierde lustro con el paso de los años.


«Los azulejos se restauraron para el centenario del Mercado en 2003 pero, por ejemplo, el forjado lleva seis años sin pintarse», cuentan. Además, cada día se producen «nuevas agresiones» como que los pilares decimonónicos se limpian mediante chorros a presión que deterioran las estructuras de hierro. «Los cerramientos también son mejorables porque los actuales son vulnerables a la lluvia, el cierzo y el efecto de las palomas», comentan.


Los detallistas del Mercado entregaron en noviembre de 2013 tanto al Ayuntamiento como a Mercazaragoza una suerte de encuesta de satisfacción de las instalaciones (un informe de valoración de servicios) en donde se denunciaban este tipo de aspectos pero, nueve meses después, aún no han obtenido respuesta.