El Centro de Música de Las Armas cambiará de manos tras un acuerdo extrajudicial

Jerónimo Blasco anuncia que el próximo día 9 se firmará que la empresa El Fantasma sustituya en la concesión a Makugo Hostelera

Tras una contundente sentencia en contra y más de seis meses de negociaciones a tres bandas, el concejal de Cultura, Jerónimo Blasco, anunció ayer que se ha conseguido un acuerdo extrajudicial para que la concesión del Centro de Música de Las Armas cambie de manos. Aunque aún hay algún que otro fleco pendiente, las partes están convocadas para firmar el documento el próximo 9 de junio, fecha a partir de la que la empresa El Fantasma sustituirá a Makugo Hostelera en la gestión del nuevo equipamiento ubicado en la plaza de Mariano de Cavia.


Las líneas clave del acuerdo pasan por que se anule la concesión de la empresa que hasta ahora se hacía cargo del centro musical –y que había incumplido con parte de los pliegos de condiciones– y que El Fantasma se haga cargo del servicio en las condiciones ya existentes. Los nuevos dueños, además, tendrán que pagar a los anteriores los gastos de mobiliario y equipamiento técnico a un precio acordado entre ambas empresas y que no ha trascendido.


Blasco se felicitó por "un acuerdo excelente para todas las partes", justificó su silencio y petición de discreción durante casi medio año, y aseguró que "el cambio de concesión no tendrá coste alguno para el Ayuntamiento" porque "no habrá que indemnizar a nadie". También informó el edil socialista de que se está sopesando añadir dos años más a la concesión del Fantasma –que vendrían a suplir los que ya ha completado su antecesora en el centro–, lo que eximiría al Consistorio de compensar a la nueva contrata por los beneficios económicos que ha dejado de obtener durante el tiempo en que no ha explotado el servicio.


El Fantasma no solo hereda (previo pago) el equipamiento de la anterior contratista sino que también se hace cargo de sus obligaciones y, según Blasco, se procurará que se subrogue al personal que trabajaba en el centro y tendrá que ceder unos días al año las instalaciones a los vecinos de la zona.

Incumplimientos


El conflicto en torno al Centro de Música de Las Armas se remonta a diciembre del año pasado, cuando el magistrado del juzgado de lo Contencioso número 1 de Zaragoza ordenó al Ayuntamiento que anulara la adjudicación, al entender que se habían producido diversas irregularidades en el concurso público, como el de no respetar "el principio de igualdad de las empresas licitadoras".


Esta sentencia daba la razón a la empresa El Fantasma, que denunció a Zaragoza Cultural –sociedad municipal dirigida por Blasco– porque entendían que la mesa de contratación que se encargó del proceso que perdieron no valoró correctamente su propuesta.


Pese a que El Fantasma quedó en tercera posición en dicha convocatoria, el juez, a partir del informe pericial y otras pruebas recopiladas, decidió que se hiciera cargo del centro porque, en su opinión, era la que "debería haber obtenido mayor puntuación" y, por tanto, haberse llevado la explotación del equipamiento. Aunque el magistrado no ordenó que se licite de nuevo el contrato –formalizado en noviembre de 2011–, el Ayuntamiento recibió la sentencia como un jarro de agua fría, optó por recurrirla y Jerónimo Blasco tuvo que comparecer en una sesión extraordinaria.


Este suponía el tercer proceso judicial contra adjudicaciones de Zaragoza Cultural en apenas dos meses, y la demanda se sumaba a las presentadas en los concursos de las barras de la plaza del Pilar y de la gestión del espacio que ocupó Interpeñas en las fiestas. Pocas semanas después llegaría la polémica de las grietas en la balsa del canal de aguas bravas y la obligación municipal de indemnizar a la empresa concesionaria."Un poso de desconfianza"

Jerónimo Blasco hizo este anuncio en la comisión de Cultura tras una interpelación planteada por el grupo municipal de Izquierda Unida. Su portavoz, José Manuel Alonso, fue muy crítico con la "oportunidad perdida" que –a su juicio– ha supuesto el equipamiento para el barrio porque "en ningún momento ha cumplido los fines para los que fue creado" y aseguró que se ha gestionado de forma excluyente y en contra de los vecinos del Gancho. Lamentó Alonso, también concejal delegado del Casco Histórico, que estos errores políticos generan "un poso profundo de desconfianza" en los ciudadanos, que resulta difícil de restaurar.