Luces y sombras del programa Redistribuye

El Ayuntamiento ha repartido más de 36.000 lotes de comida en el primer año del programa. Algunos usuarios y trabajadores sociales critican el contenido de los lotes. Afirman que es "un programa cutre, indigno y caro".

Lote de comida para cuatro personas del Redistribuye
Luces y sombras del programa Redistribuye

El programa municipal de reparto de alimentos Redistribuye cumple un año con cifras espectaculares. Durante 2013 ha repartido 36.970 lotes de comida (fundamentalmente de productos no perecederos) y ha tenido 93.006 usuarios. Su implantación ha sido progresiva. Comenzó en cuatro barrios (Delicias, Las Fuentes, Almozara y La Jota) y ahora llega a toda la ciudad. Varias empresas y entidades sociales se han sumado al programa de reparto de alimentos, único en otras grandes ciudades españolas. También ha recibido el reconocimiento internacional, con su selección para el programa europeo "Enterprise 2020".


Detrás de esas cifras, también hay dudas sobre el modelo y críticas de usuarios y trabajadores sociales. Una beneficiaria del programa Redistribuye leyó una carta en el último pleno del Ayuntamiento, en nombre de varios compañeros, en la que criticaban el contenido inapropiado de los lotes, la falta de control nutricional y que no se garantice el anonimato. "Nos sentimos identificados y etiquetados como pobres. Pedimos que reflexionen sobre este programa, que nada aporta y sí merma nuestra dignidad y autoestima de por sí dañada con la crisis", señalan en esta carta.


Preguntamos a algunos usuarios del Redistribuye por estas críticas. Aurora cuenta que lloró de vergüenza el primer día que fue a por su lote de comida del Redistribuye. A María José le han tocado latas caducadas. A Aura, diabética, le dan turrones y galletas que no puede comer. Pilar vive en una habitación y no puede cocinar el arroz o las legumbres que salen en el paquete.


El Banco de Alimentos y Mercazaragoza gestionan las donaciones de alimentos y preparan los lotes. Los usuarios solicitan previamente la ayuda en los servicios sociales y deben ir a recoger su paquete un día concreto a una hora en un centro público de su barrio. Los lotes contienen productos no perecederos y en las últimas semanas se han incorporado también algunas frutas y verduras. El contenido es similar casi todas las semanas, pero puede variar en función de las donaciones. Si el lote es para una familia de varios miembros, aumenta la cantidad de algunos productos.


Usuarios: "Es humillante"

"Es humillante ir a recoger la ayuda y es falso que se garantice el anonimato. Tenemos que ir a un centro municipal, no es un sitio discreto. Hacemos cola delante de nuestros vecinos, la gente nos ve y nuestro nombre está en un listado que ven todos los que van a recoger el paquete. El sistema de antes, con una tarjeta para comprar en un supermercado nos daba más estabilidad y dignidad", afirma Aurora Tetler, en paro desde hace tres años. "Todos cambiaríamos todas las ayudas por un puesto de trabajo", añade.


Los usuarios reciben la ayuda durante cuatro semanas seguidas. Después pueden volver a solicitarla en los servicios sociales, aunque tienen que esperar un tiempo (pueden pasar dos meses de espera). En la mayoría de los casos, los usuarios también reciben como complemento una tarjeta para poder comprar otros productos. El importe de estas tarjetas se ha recortado en 50 euros. El mínimo es una tarjeta de 100 euros para una persona y el máximo de 350 para una familia de seis o más miembros. Sólo pueden solicitar la tarjeta cuatro veces al año.


Por ejemplo, el lote de una semana para dos personas puede contener: un saco de patatas de tres kilos, un litro de aceite, un paquete de galletas, un puerro, un kilo de arroz, un kilo de macarrones, dos litros de leche, tres latas de atún, un sobre de sopa, un brik pequeño de tomate frito y un paquete de un kilo de garbanzos. "Yo no necesito 3 kilos de patatas y uno de azúcar cada semana. La gente sabe lo que necesita, que nos dejen organizarnos a nosotros. Pedimos que devuelvan esos 50 euros a la tarjeta y que no haya tantas restricciones a la hora de comprar", señala María José.


Con la tarjeta de compra, los usuarios pueden acudir a un supermercado que tenga convenio con el Ayuntamiento y comprar determinados productos de higiene y de primera necesidad. Por ejemplo, no pueden comprar refrescos o dulces y sólo determinadas carnes y pescados. Después, los trabajadores sociales revisan los recibos. "Puede haber casos de engaños, pero son muy pocos. A veces hay gente que compra muchos precocinados porque es a lo que están acostumbrados. No hay que sancionarles, sino educarles en una alimentación sana", apuntan.


Trabajadores sociales: "Un programa cutre, indigno y caro"

La Plataforma de Profesionales de los Servicios Sociales del Ayuntamiento ha sido muy crítica con el programa desde el inicio. Los grupos municipales de PP, CHA e IU, así como otras entidades sociales, también lo han criticado. "El Ayuntamiento ha vendido a bombo y platillo un programa caritativo, que responde a una concepción rancia de la solidaridad y los servicios sociales. La triste realidad es que es un programa cutre, indigno y, además, caro. Dijeron que no le iba a costar nada al Ayuntamiento y en los presupuestos de 2014 cuenta con una partida de 500.000 euros. Además, de manera paralela a su implantación, ha habido un recorte en otras ayudas sociales", afirman desde la Plataforma de Profesionales de los Servicios Sociales.


Cuando el Ayuntamiento puso en marcha el programa, hace un año, también cambió algunos criterios en el reparto de las ayudas de urgente necesidad, limitando el número de ayudas y la cantidad anual máxima, y eliminando algunos conceptos, subraya la Plataforma. Además, han recibido instrucciones de que primero deben conceder la ayuda del Redistribuye y sólo después la de las tarjetas de compra.


"El mecanismo del Redistribuye no tiene ninguna ventaja con el anterior. Es una ayuda estandarizada. A cada familia le toca un paquete homogéneo en función de los alimentos que tengan en stock en el Banco de Alimentos fruto de las donaciones. No se tiene en cuenta las peculiaridades de cada familia ni los problemas de salud. No hay ningún control nutricional", critican.


La Plataforma de Profesionales de los Servicios Sociales también difiere con el Ayuntamiento a la hora de interpretar el número de personas que reciben esta ayuda. Según el Ayuntamiento, fueron 93.006 personas el año pasado. "Este dato refleja el número total de usuarios pero contados varias veces. En realidad son muchas menos personas atendidas. Los lotes se reparten una vez a la semana durante cuatro semanas, así que están contando cuatro veces la misma ayuda. Por lo tanto, si se han entregado 36.970 lotes, ha habido 9.242 ayudas (a personas solas o a familias). Y en muchos casos los usuarios repiten durante varios meses, así que el número de personas distintas que reciben estos lotes de comida es muy inferior a las cifras que da el Ayuntamiento", explican.

El Ayuntamiento: "Sí se garantiza la privacidad y se llega a más gente"

Desde el Ayuntamiento explican que sí se garantiza al máximo la privacidad. Los datos personales del beneficiado sólo son conocidos por los trabajadores municipales que participan en el programa. El reparto lo llevan a cabo voluntarios. Al tener que recoger la ayuda con cita previa se evitan las filas y se garantiza la privacidad, aseguran.


Desde el Ayuntamiento también subrayan que el programa cumple el objetivo de solucionar las carencias básicas alimentarias de las personas que lo necesitan en una situación de emergencia como la actual. Niegan los recortes y destacan que el Redistribuye permite llegar a más gente. El Ayuntamiento concedió el año pasado 16.545 ayudas para alimentación (por un valor de 2,8 millones de euros), el doble que el año anterior. Y explican que la partida de 500.000 euros es para gastos de gestión, no para comprar alimentos.