Zaragoza

Pesadilla de los vecinos con el rugir de los autobuses en la calle Sombrero de Copa

Vecinos de Valdespartera lamentan su falta de sueño debido al constante ruido que emiten los motores en el principio y fin de las líneas 54 y 59.

Autobús en la calle Sombrero de Copa
Pesadilla de los vecinos con el rugir de los autobuses en la calle Sombrero de Copa

Desde hace más de dos años y medio hay un problema que resta sueño a algunos vecinos del bloque 31 de la calle Sombrero de Copa, en el barrio de Valdespartera. El origen de su pesadilla coincide con la fecha de la colocación de la lanzadera del autobús de la línea 54 hacia Rosales del Canal, en un tiempo parejo a la puesta en marcha del tranvía. Un mal sueño que se agravó con la implantación de la línea 59 con destino al barrio de Arcosur hace poco más de un año y medio. Tienen el principio y fin de parada a escasos metros de su casa y el ruido de los autobuses les impide disfrutar de su descanso nocturno diario.


Los vecinos del bloque, sobre todo los de los pisos más bajos, se quejan de los ruidos provocados por los motores de los autobuses, especialmente entre las 5.30 y 8.00 horas por la mañana y las 23.00 y 00.30 horas por la noche. “Ambas líneas tienen una forma de funcionar un tanto peculiar ya que en primer lugar, la de Rosales tiene dos autobuses en su flota que hacen un recorrido menor a 15 minutos y, cada vuelta que dan, se mantienen a la espera en el final de línea sin parar los motores del autobús”. Además, aseguran que la del 59 da una vuelta de unos 20 minutos y espera de nuevo con el motor encendido “unos 8 minutos como mínimo, cada media hora. Y el problema se agrava cuando se juntan los dos, lo cual ocurre en múltiples ocasiones”, añaden. Los vecinos confiesan que el mayor sufrimiento llega en verano cuando no pueden abrir las ventanas por el ruido “constante y molesto” que tienen soportar durante 19 horas al día, “sobre todo, en las horas de descanso nocturno”.

Un ruido más molesto que el de los aviones

Si el ruido del tránsito aéreo que sufren los vecinos de las zonas más próximas al aeropuerto de Zaragoza incomoda, los inquilinos de bloque 31 de la calle Sombrero de Copa aseguran que el constante rugir del motor de los autobuses es “mucho peor”. “Seguramente, si no tuviéramos la molestia continua de los autobuses, los aviones nos parecerían algo importante, pero claro, no se puede ni comparar”, explica Cristina, una de las vecinas afectadas.


Desde Autobuses Urbanos de Zaragoza defienden que “siempre” que los vecinos se han puesto en contacto con la empresa se les ha atendido. Pero “la ubicación de los terminales es competencia y decisión de Servicios Públicos a través del Departamento de Movilidad”. Por su parte, aseguran que los conductores tienen órdenes e indicaciones de parar los motores en las paradas que supongan una duración mayor de tres minutos y “así se hace constar en las hojas de servicio y se les recuerda en los comunicados internos que hace circular la empresa”. Aunque admiten que, en este sentido, en verano conceden algo más de permisividad y consienten que se dejen los motores a ralentí para mantener encendido el aire acondicionado para evitar la concentración de calor en el interior del vehículo. “Por otra parte, si tienen conocimiento de un caso concreto o queja sobre alguien o algo en particular, todos los coches llevan hojas de reclamación a bordo y también pueden cumplimentarlas en nuestra oficina de atención al cliente del Centro Comercial El Caracol”, añaden desde Autobuses Urbanos de Zaragoza.


Sin embargo, Cristina, una de las afectadas, lamenta la falta de atención. “Tengo un listado de telefónica con las cien mil llamadas que he realizado al servicio de Atención al Cliente, por lo que la conclusión es clara: es un esfuerzo en vano que no sirve para nada”.

Desesperados y sin saber a quién más pedir ayuda

Desde el bloque 31 se muestran “desesperados”. Se han dirigido al Ayuntamiento de Zaragoza, al Justicia de Aragón, a las asociaciones de vecinos de los barrios del sur, a la Junta Municipal del Distrito de Casablanca, a la antigua Tuzsa y, ahora, a Autobuses Urbanos de Zaragoza. Incluso aseguran haber hablado directamente con los conductores de los vehículos para tratar el problema. “La única solución que nos queda es poner denuncias diarias, pero querríamos llegar a una solución dialogada y consensuada que beneficie a todos los barrios afectados. Pensamos que ya vale de hacer cosas en la ciudad sin consultar a los afectados y darles la oportunidad de configurar los servicios según sus necesidades reales”, critican los vecinos.


En su opinión, la solución más rápida y eficaz sería trasladar el final de línea a cualquiera de los descampados y solares que se encuentra a lo largo del recorrido. Aunque desde el Ayuntamiento de Zaragoza ya se les ha comunicado que es algo que deben de hablar con la Junta Municipal de Distrito Casablanca, a la que pertenecen, y tienen estar de acuerdo todos los vecinos. “Nosotros ya vivíamos aquí antes del tranvía y de ambas líneas de autobuses. Nos tuvimos que acomodar y aguantar. Pero ¿quién puede soportar año y medio sin descansar ni un solo día?, concluyen.