Zaragoza

Estupor y sorpresa ante el caso del conductor reincidente y drogado de Zaragoza

Stop Accidentes denuncia la laxitud de la ley, la cual "ha puesto en la calle a un hombre que es un peligro para cualquier persona".

Tráfico en Zaragoza
Puntos negros del carril bici en Zaragoza_5
P.P.G.

La secuencia de hechos no puede ser más rocambolesca. El pasado miércoles un conductor de 61 años era detenido por la Policía en Zaragoza tras cometer varias infracciones. En el control, el presunto delincuente dio positivo por consumo de drogas, por lo que su vehículo fue puesto a disposición judicial a la espera de un juicio rápido.


Un día después, el mismo conductor, cuyas iniciales son M.A.M., que carecía de puntos en su carné y ya había sido arrestado por infringir los controles de tráfico, volvía a ser detenido por la Policía en el centro de la capital aragonesa conduciendo en el mismo vehículo sustraído y, de nuevo, bajo los efectos de los estupefacientes.


Para Stop Accidentes, "esto es un ejemplo más de lo laxa que es la ley con los conductores que ponen en peligro las vidas de los demás". El delegado de la asociación en Aragón, Miguel Ángel Bernal Ariza, confiesa que el caso de este conductor de 61años "es uno de los casos de reincidencia más extraños y extremos" que ha visto.


"Las penas y sanciones contra los conductores que infringen la ley son siempre mucho menores al daño potencial que pueden realizar", comenta Bernal, que señala que la Policía debería haber "encerrado preventivamente al conductor tras encontrarlo en la primera ocasión, dado que ya era un reincidente habitual".


Según se explica desde la plataforma, la aparentemente extraña circunstancia de que el detenido haya reaparecido justo al día siguiente con el vehículo que se le había incautado es algo que "por desgracia, sucede con normalidad". "Los cuerpos de seguridad del Estado ponen el vehículo a disposición judicial, normalmente a la espera de un juicio rápido, pero si el coche tiene un uso familiar el juez no suele mandarlo al depósito, por lo que la reincidencia queda en manos del propio círculo familiar y, en última instancia, del delincuente".


Para Bernal Ariza, "la ley soporta multitud de defectos de forma que dejan espacio para que los delincuentes encuentren resquicios en los que reducir su pena", una condición que, en casos de reincidencia, solo está atada "a la interpretación de la norma que haga el juez".