Medio ambiente

"A los niños les encanta tocar y probar las plantas"

Padres y profesores del colegio Hilarión Gimeno afirman que "el huerto es una herramienta educativa muy buena". Los alumnos siembran, recolectan y aprenden en el huerto.

Huerto del colegio Hilarión Gimeno
"A los niños les encanta tocar y probar las plantas"
P. F.

Una tarde, mientras los niños están en clase, un grupo de padres trabaja en el huerto del colegio Hilarión Gimeno. Unos  quitan las malas hierbas que han crecido con las lluvias de esta primavera, otro revisa el riego por goteo de los bancales, otra coloca las sillas para la siguiente visita de los chavales. Dentro de unos días pasarán los chavales a coger ajos o fresas o plantas aromáticas. El huerto -que forma parte de la red de huertos escolares agroecológicos de Zaragoza- es un recurso educativo más del cole y uno de los rincones preferidos de los alumnos.


"El huerto comenzó hace siete años. Al hacer el edificio nuevo de Infantil quedó un espacio vacío en el patio. El director de entonces vio que en una parcela cercana estaban sacando tierra para hacer una casa. Les pidió a los obreros si podían traernos la tierra al colegio, y así empezó el huerto. Lo primero que se plantó fueron plantas aromáticas: lavanda, salvia, romero, tomillo... Y después ha ido creciendo poco a poco", cuenta la directora, María José Lobera.


Ahora es un huerto lozano en el que crecen hortalizas, verduras, trigo, flores, cerezos, aromáticas... "Hemos habilitado zonas de paso para los niños. Todas las clases desde 1º de Infantil hasta 4º pasan por el huerto a lo largo del año. Cada grupo se encarga de un producto, siembran, cuidan las plantas y las recogen cuando han crecido. Procuramos elegir cultivos que se puedan recoger antes de acabe el curso. Y los mayores de 5º y 6º colaboran haciendo carteles en español e inglés", cuenta Gloria Lázaro, madre de dos niños y coordinadora del huerto este curso.


Los padres (y algún abuelo) llevan el peso del cuidado del huerto, en coordinación con los profesores. Dos veces por semana (lunes por la tarde y viernes por la mañana) acuden a limpiar, quitas hierbas, preparar semillas, vigilar el riego o guiar a las visitas de escolares. "Mi padre tiene un huerto en el pueblo pero yo no tenía mucha experiencia. Se aprende poco a poco, manchándonos", comenta Gloria.


"Es todo ecológico, no echamos ningún herbicida. Fumigamos con un producto casero hecho con ortigas puestas a macerar. Y para combatir las hormigas echamos cenizas. Cada uno aporta lo que sabe", afirma Manuel López, un abuelo del cole con experiencia como hortelano. "Es muy gratificante ver cómo van creciendo las plantas y cómo los chicos aprenden en el huerto", apuntan otras dos madres metidas a jardineras, Dorita Más y Susana Jiménez.

"Les encanta tocar y probar"

Mientras las madres y un abuelo trabajan en el huerto, viene Pilar Trujillo, profesora de Primaria, a ver cómo van los bisaltos. "Vengo con mi clase una vez por semana. Damos una vuelta por el huerto y luego nos sentamos en las sillas y hablamos de qué cambios hemos visto. A los chavales les encanta tocar las plantas y probar", cuenta. Las fresas están ahora en su punto y cada grupo que baja al huerto se lleva unas pocas.


"El huerto es una herramienta educativa muy buena", asegura Pilar. Cada profesor lo utiliza a su gusto. El huerto -cuentan profesores y padres- sirve para observar el crecimiento de las plantas, para ver a los insectos, para distiguir sabores y colores, para aprender vocabulario en español y en inglés (el Hilarión Gimeno es un colegio bilingüe del programa del British Council) y hasta para practicar matemáticas. Además, los alumnos se llevan las hortalizas y verduras a casa, y algunas se regalan a familias con necesidad del colegio.