Encierro en un instituto zaragozano

"La educación es la garantía de la igualdad"

Profesores y alumnos del IES Avempace se encerraron este martes en el centro para debatir sobre la reforma educativa de Wert y defender en asamblea la educación pública.

Alumnos del IES Avempace a la entrada del centro.
"La educación es la garantía de la igualdad"
P. B. P.

Catorce alumnos de primero de bachillerato, ocho de ciclos superiores y ocho profesores del IES Avempace se encerraron este martes para protestar contra la reforma de la ley educativa y las últimas medidas de ajuste que afectan a este y otros centros desde el inico de curso.


Pasadas las 19.00, alumnos y docentes se reunían en la sala de profesores para conversar en un ambiente reivindicativo sobre los diferentes frentes que acechan a la educación pública. "Aquí los alumnos son los protagonistas, nosotros solo somos una especie de 'gestores adminsitrativos' para que no tengan problemas en poder hacerlo", subrayaba Domingo Sánchez, uno de los ocho profesores que pasará junto a los chavales la noche en el centro.


Este es el cuarto encierro en el que participan, pero "las reivindicaciones -dicen- son las mismas". Reunidos en la sala de profesores tocan todos los temas que atañen a la enseñanza y a su futuro. Un futuro al que miran con incertidumbre por todos los recortes que vienen sufriendo desde el inicio de curso. "Están recortando en cosas que son las primeras que deberían garantizar y se nos ríen diciendo que no hay dinero mientras se lo gastan en tonterías. Nosotros somos quienes vamos a ocupar los puestos de trabajo del futuro... y están atacando nuestra formación", denuncia una María comprometida.


Desde que comenzaron las clases están viendo cómo las medidas de ajuste emprendidas por el Gobierno están afectando a su entorno más cercano: desde compañeros que comenzaron las clases sin libros -tras la supresión de la gratuidad-, a conocidos de colegios cercanos que se han quedado sin el servicio de comedor.


"La trabajadora social que está con nosotros se pegó el mes de junio preparando libros para aquellos que no han podido tenerlos e iban desbordados. Pensamos que podría servir con lo que se aportaba con buena voluntad por parte de padres y nos hemos quedado cortos", cuenta Domingo.


Según señalan, el presupuesto para el centro es el mismo que hace cinco años, pero el gasto en combustible y energía se ha disparado. "La calefacción está racionada, se enchufa más tarde y se apaga antes. Los libros y las fotocopias las tienen que pagar. Los profesores para sacar una fotocopia estamos controlados con DNI. A esto hemos llegado...", lamenta Domingo.


La atención a la diversidad


La nueva reforma de la ley educativa centra también el debate entre profesores y alumnos, que se preguntan dónde queda la atención a la diversidad. "Pensad en chavales que por circunstancias varias se encuentran en la ESO y no arrancan. Las carencias que tienen son tan profundas que no pueden llegar a atender el discurso del profesor. El sistema educativo tiene que dar una respuesta y esa respuesta es cara porque tiene que darse en grupos de siete u ocho", les explica Domingo, quien defiende que "la educación es la garantía de la igualdad".


"Cuando yo estudiaba, en mi pueblo el chico del zapatero era zapatero, el del enterrador, enterrador... Esta educación lo que hace es que tú puedas romper esa estructura y ese chico de pueblo o de barrio periférico pueda llegar a ser médico", añade.


Los alumnos reconocen que no es un momento fácil. Al hablar con familiares, profesores y amigos de otros institutos se dan cuenta de que hacía tiempo que no se vivía una situación parecida. "Retroceder tanto de golpe y que nos viésemos tan afectados nunca había pasado. A mis padres o mis abuelos esto les parece increíble", confiesa María.


Estos encuentros les permiten compartir sus preocupaciones con sus profesores, y ellos lo agradecen. "Pese a todo lo que está pasando, son momentos muy bonitos. El verlos aquí pensando autonomamente es satisfactorio para nosotros. Es señal de que algo estamos haciendo bien", apunta orgullosa Marta Borraz, su profesora de lengua.