Zaragoza

Las sombras del plan de riberas

La asociación Iberflumen denuncia problemas de vandalismo y falta de mantenimiento en las riberas y el cauce del Ebro en Zaragoza.

Restos de la construcción del puente del Tercer Milenio
Las sombras del plan de riberas
P.F.

La recuperación de las riberas del Ebro es una de las grandes herencias de la Expo para Zaragoza. La ciudad mira ahora al río y ha ganado un nuevo espacio. Pero un paseo con ojos críticos de la mano de la asociación Iberflumen permite comprobar que el plan de riberas tiene sus luces y sus sombras.


"El estado del río ha mejorado tremendamente en cinco años. No tiene nada que ver con el que era antes de la Expo. Pero el vandalismo y la falta de mantenimiento suponen un problema en estos momentos. Falta mayor concienciación ciudadana y vigilancia por parte de las instituciones", asegura Pablo Polo, presidente de la asociación Iberflumen, un colectivo que lleva más de treinta años reivindicando mejoras para el río y luchando por la navegación fluvial. Iberflumen ha enviado sus denuncias al Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Grafitis, botellón y vandalismo en las riberas

"Se ha invertido mucho en la recuperación de las riberas. Pero todos, los ciudadanos y las instituciones, deberíamos colaborar en su mantenimiento", señala Pablo Polo. Y pone como ejemplo los grafitis que llenan prácticamente todos los puentes urbanos, así como la parte baja del paseo de Echegaray.


La ribera derecha del Ebro, entre los puentes de Piedra y de Santiago, se ha convertido en una zona habitual de botellón. Las rampas de acceso están llenas de pintadas y tienen barandillas rotas. Y en la ribera, se acumulan plásticos y papeles. El Ayuntamiento tiene una brigada especial de limpieza de las riberas del Ebro, pero en algunos puntos -como aquí- no es suficiente. "El diseño urbanístico de esta zona es fantástico, pero los efectos del vandalismo son muy negativos", apunta Pablo Polo.


La margen izquierda, entre el puente de la Unión y el de Piedra, está más limpia, pero Iberflumen denuncia problemas de mantenimiento de las zonas verdes. En la zona del Balcón de San Lázaro, la erosión ha dejado al descubierto tuberías e instalaciones eléctricas. Alguna riada también se ha llevado jardines que no han sido repuestos.


El plan de riberas no llegó a todo el tramo urbano. La zona de la margen izquierda entre los puentes de Giménez Abad (o Tercer Milenio) y el del AVE presenta la misma imagen de abandono que antes de la Expo. Solo se hizo un carril bici hasta el parque de la desembocadura del Gállego. Entre estos puentes, hay escombros, vegetación muy descuidada y focos de luz que llevan diez años sin funcionar.


A lo largo de todo el tramo urbano del Ebro hay muestras puntuales de vandalismo, como bancos y papeleras rotas o tapas de los alcorques que han sido robadas en la avenida de Ranillas. Además, el Ayuntamiento ha tenido que reparar en varias ocasiones los cristales de la pasarela del Voluntariado.

Restos de obras en el cauce

Las riberas han cambiado tras la Expo, pero el cauce también. Diversas entidades, como Iberflumen, denuncian que la construcción de los puentes y del recinto de Ranillas dejó muchos restos dentro del cauce.


"Calculamos que la construcción de los puentes, del iceberg, del azud y del puerto de Vadorrey dejaron dentro del río 350.000 metros cúbicos de tierra. Esto ha provocado una mayor acumulación de sedimentos, cambios en el cauce y una disminución de la profundidad del río. Estos cambios son visibles tanto en el tramo urbano como aguas abajo. Por ejemplo, bajo el puente del AVE había tres metros de profundidad antes de la Expo, ahora unos 60 centímetros", afirma Pablo Polo.


El presidente de Iberflumen critica especialmente a las empresas que han construido estas infraestructuras "y que no han cumplido con su obligación de retirar los restos". Bajo el puente del Tercer Milenio son visibles amasijos de hierros y hormigón, son los restos de los pilares que se usaron durante la construcción.