En medio de la crisis del sector hostelero de Zaragoza, un establecimiento curioso y barato resiste en el Casco Histórico. En mayo de 2008 abrió el Albergue de Zaragoza, en la calle Predicadores, en un palacio rehabilitado del siglo XV, que fue Palacio del Inquisidor Mayor del Reino de Aragón. En estos cuatro años, unos 125.000 mochileros han dormido en él.

"Ofrecemos un alojamiento que no existía en Zaragoza. El 2008 fue muy buen año, después bajó el número de clientes y ahora nos mantenemos. Estamos contentos. Ryanair nos ha ayudado mucho. Este año hemos notado un incremento de mochileros y un descenso de los viajes en grupo por la crisis", cuenta el gerente, José Juste.

Juste explica que el Albergue atrae fundamentalmente a gente joven, de entre 20 y 35 años, y familias con niños. El mayor atractivo es su precio bajo, pero también sus actividades culturales y su ambiente. El sótano del antiguo palacio renacentista es hoy una sala de conciertos, La Bóveda, con programación todas las semanas.

"Queremos ser mucho más que un hotel, y participar en la vida cultural y social de la ciudad", subraya Juste. Organizan conciertos (la gran mayoría gratuitos), colaboran con actividades del barrio y programan microteatro por todo el edificio. En septiembre quieren empezar con presentaciones de vino y cantautores.

El precio oficial es de 18 euros la noche, pero hay descuentos de hasta 13 euros con desayuno. Los músicos que tocan en salas de Zaragoza tienen ofertas. Y también el público. Los que asistan a un concierto en Zaragoza tiene descuento presentando la entrada.

Escandinavos, australianos y zaragozanos

Esta semana, en el Albergue se alojan muchos escandinavos. "Un amigo y yo venimos de Barcelona y vamos a Madrid. Hemos parado dos días en Zaragoza. Me gusta la ciudad", afirma Thomas Milholt, danés de 20 años, que lleva cinco semanas recorriendo Europa en Interraíl. Dos amigos finlandeses, Anton Hassel y Vinh Tram, de 22 y 24 años, ya llevan ocho días en el Albergue. "Llevo dos meses viajando por Europa y queríamos descansar aquí unos días", señala Anton. "Zaragoza es muy bonita, hay muchos museos y muchas cosas que ver. Pero no hay playa", bromea Vinh.

Hace un par de semanas, estaba lleno de australianos, estadounidenses y canadienses. "Las fiestas del Pilar y las de San Fermín son nuestros momentos de máxima ocupación. Para Sanfermines, se alojan aquí muchos extranjeros. Dejan sus mochilas aquí, se van a Pamplona uno o dos días y luego vuelven aquí reventados a descansar", apunta José Juste

El Abergue también acoge a turistas españoles y jóvenes de localidades cercanas a Zaragoza que van a pasar la noche de fiesta en la ciudad. Y ofrece un alcoholímetro a sus usuarios para que a la salida puedan comprobar su tasa de alcohol antes de coger el coche.